El punto g de nuestra modernidad contemporánea

al otro lado de la mesa tengo un curioso ritmo que se va construyendo meticulosamente, pues observo cómo le va brotando la vida del puñal de creencias que ha recolectado de su propia cosecha.  

Pedimos un café tranquilo y nos pusimos a tejer conversación con Lester Domínguez Blen 

Un músico que, como el buen vino, solo se pone mejor con los años + un artista lleno de racimos de perseverancia + una selva profundamente verde + una raíz sabrosamente cubana 

Dicha configuración fue la ecuación con la que tuve la dicha de discutir la triada de vértices que considero importante desmenuzar cuando se quiere hablar de las estructuras que sostienen la mayoría de proyectos emergentes que logran sobresalir en este mundo de sobreestimulación. 

Sin más preámbulo les presento el punto g de nuestra modernidad contemporánea→ la tecnología + la innovación + la identidad  

rompamos hielo con el internet.

El medio tecnológico que reformó los procesos de comunicación a finales de la década de los 90 ‘s no fue un formato “accesible” para la gente de la isla hasta comienzos del 2009. Como lo señala la periodista cubana Aymara Gil en su artículo titulado ‘Internet en Cuba: Cronología de una evolución lenta y costosa’ (2020), esta demora en el acceso a la red tuvo implicaciones profundas en los pilares del gobierno de Fidel Castro. Una de ellas inevitablemente fue en el sector educativo. Precisamente lo vemos reflejado dentro de la vivencias de Lester tras haber pasado por una enseñanza musical analógica hasta finales de su educación secundaria básica. Lo que le posibilitó su crecimiento fue recurrir a medios tradicionales para nutrirse de conocimientos. El uso de bibliotecas públicas hasta la recolección de información a través de pendrives fueron antídotos para gestar una resiliencia dentro de las restricciones impuestas, y creo yo que desde esa resistencia se ha gestado la sensibilidad con la que Lester manifiesta su música. 

A pesar de los intentos por regular el flujo de información, los cubanos han encontrado maneras de burlar las restricciones del gobierno compartiendo sus necesidades digitales a través de sistemas de datos offline como lo es la plataforma de mensajería Telegram, que se ha vuelto un terreno para reclamar un espacio dentro del mundo globalizado, y además la forma en la que las composiciones musical de Lester han podido llegar a los odios de su gente. Este acto de subversión digital se convierte en un canal que desafía las fronteras políticas, abriendo nuevos caminos para la identidad y la autodeterminación. Sin duda alguna estamos ante una sociedad dinámica que no se permite doblegar ante el sedentarismo cognitivo que se pudiese sembrar como respuesta a la carencia. 

el fin.

KHE

¿Pensaste que eso era todo lo que teníamos por conversar? 

Atravesemos los cuentos inspiracionales que todavía hay huecos por escarbar… 

Sé que en estas últimas cuartillas estoy presentando la tecnología como una forma de liberación, no obstante me propongo exponer su dualidad al hacer hincapié en cómo también es,,,, (redobles por favor) lo que todo mundo sabe pero ignora con una tremenda gracia = un nuevo tipo de control automatizado. 

¿Dónde notamos su error de fábrica? Pues más que en el diseño diría que es en su uso donde se encuentra su estrechante contradicción humana, ya que en manos de pocos, puede ser un instrumento de monitoreo masivo; mientras que en manos de muchxs, puede ser un motor de cambio y autonomía.

  ¿Será que las plataformas son lugares para que la interconectividad le de ojos y bocas al mundo o son una manera de darle forma a la plata?

Cada avance tecnológico, en última instancia, es un reflejo de las prioridades, los problemas y las aspiraciones de las sociedades que la crean. Por eso, no deberíamos de perder la visión de entender este medio como una herramienta y por ende dedicarle tiempo a saber cómo utilizarla a nuestro beneficio y no solo a su mero consumo. Pero ahí ya me estaría metiendo en cómo los límites se han derretido para ser virtualmente líquidos. 

¡¡¡¡¡GRACIAS A LA TECNOLOGÍA AHORA TODO SE PUEDE CREAR!!!! (léase con sarcasmo o no) Pero entonces ¿quién debería ser responsable de regular el acceso a nuestros deseos? ¿Cómo construimos la tecnología que, a su vez, nos construye a nosotrxs? 

Aquí es donde entra mi gancho seductor: el concepto de la doble enne

Un vaivén entre la intersección y la expansión, en donde la curiosidad es quien persigue la necesidad de encontrar distintas soluciones a través de procesos incrementales, buscando lo que no está aún dicho en el rango de lo conocido. Caminos por los que extraemos preguntas en donde antes solo había certezas. La disrupción que rompe paradigmas con tal de arrullar las inquietudes de la renovación, como una leona que desgarrando lo viejo, da lugar a la transformación que responderá a la evolución de sus necesidades. 

Hablamos nada más y nada menos de la innovación = algo que nace a partir de una ruptura y que da cavidad a lo impredecible. 

Es verdad que este concepto puede llegar a estar categorizado con fuertes imágenes de fantasías extraordinarias, pues constantemente se nos vende la inalcanzable idea de que lo nuevo debe ser algo fuera de este mundo, casi como un ente superficialmente glorificado. Sin embargo, ¿cómo desnudar este término que a priori encanta a todo visionario que la anhela? ¿cómo despojarnos de esa fachada para poder verla tal como es, sin esas falsas ilusiones de grandeza? ¿cómo desentrañar a nivel individual y colectivo está cualidad tan  compleja y multidimensional? 

Justamente, Lester comentaba que innovar va más allá de la invención, ya que para él es todo un acto de apnea donde la introspección es el oxígeno para volver a lo esencial. Sumergirnos en las profundidades del pensamiento, buscando respuestas entre las sombras para atravesar la obviedad, que en este sentido también sería conocer y reconocer nuestras propias limitaciones y deseos para querer rastrear la verdad en ellos. Un desarrollo dual donde el crecimiento interno se refleja en el entorno. En fin, una pregunta que se contesta con otra pregunta para que la inercia no se diluya. 

¿Pero hasta qué extremo queremos (o debemos) llevar nuestras ocurrencias? 

De ahí surge la necesidad de orquestar atmósferas cada vez más específicas, viéndolas no solo como fines, sino como instrumentos de profundización por las cuales la tecnología cumple la función de sofisticar nuestras ideas más recónditas, y desde ese lugar, ver la innovación ya no como una ocurrencia, sino como una decisión. 

Pero querer entenderla desde ahí no me hace sentir cercana con la realidad, pues somos caracoles que desesperadamente buscan correr cuando es en la pausada viscosidad donde se aprecia tanto el sol como la lluvia, lo aberrante como lo fascinante, lo sucio de lo limpio, dicho de manera subjetiva = la materia orgánica de la vida.  

¿Qué esperamos de una sociedad que es adicta a la estimulante inmediatez? ¿a dónde estamos llegando tan tarde para ir con tanta prisa? Tal vez la prisa que nos define hoy es la misma que nos priva de concebir la calidad en nuestra creación, porque como la fruta que no se deja madurar, las ideas demasiado forzadas pierden su identidad. Y lo dice la persona que está tratando de terminar de escribir este artículo-ensayo en menos de una semana jajaja. 

Además, cabe recalcar que estamos en la era contemporánea. Etimológicamente esto significa = «com» (con) y «temporis» (tiempo), lo que indica que en esta época estamos viviendo al mismo tiempo que los eventos actuales, y por eso no me extraña que nos sea muy propenso querer abarcar mucho apretando poco, y se sabe que el que poco aprieta, pobre jugo saca.

Nos desespera la idea de dejar fermentar las ideas que se comunican con nosotrxs, pero ¿acaso la creación más valiosa no viene de una escucha atenta más que de una acción promiscua? ¿la innovación no surge al dar espacio a lo que no se ve inmediatamente para permitir que las ideas respiren antes de hacerlas actuar?

Precisamente encontré claridad ante esto con la respuesta que me proporcionó Lester cuando le lancé la pregunta de ¿cuándo un músico pasa a ser un artista? Me dijo que para eso hay que entender las tres capas de la escucha escénica = 

Primero está el instrumentista → quien es el que dirige su atención tanto a la ejecución como a la virtuosidad del instrumento, luego nos encontramos con el músico → que quiere mantener una conversación viva con aquellos integrantes que le acompañan musicalmente, y para cerrar el círculo pasamos al artista → que finalmente es quien logra mantenerse dentro y fuera de lo que acontece en escena para generar una atmósfera donde todos los participantes sientan que están involucrados en un diálogo, escuchando primariamente las necesidades del intercambio que se está generando. 

Pero como en todo buen platillo cada ingrediente suma a la complejidad del sabor, como la innovación también se enriquece con la diversidad de enfoques y experiencias que la conforman. 

¿Cómo un artista se desliga de la mera ejecución? ¿Qué lo convierte en alguien que puede «generar una atmósfera»? ¿Cómo debería encajar la proyección de su identidad para que no se pierda en una batalla contra el ego? ¿La inflexión de la doble enne queda impregnada en cómo expongo lo más real de mí? ¿Qué conlleva todo esto?

BUAH, PEDAZO DE PREGUNTAS MÁS CONFUSAS y no sé hasta qué punto rebuscadas,,, 

Continuaré en otro momento con este hilo de abstracciones, que ya fueron suficientes párrafos para un lector en tiempos de ahorro en donde “solo leo los encabezados o las cosas que resalten en negritas” 

Estaré deshilachando más coágulos en el próximo conglomerado de pensamientos que de hecho ya estoy cocinando. 

Lester Domínguez, un artista que para materializar su reflexión, desprende composiciones con aquel amor que ofrece el cuidado de su guitarra.

El que encuentra sus texturas en los ritmos nos sorprenderá pronto con su primer EP, estén pendientes…… 

En esta vida no hay camino, son solo tus huellas, así que deje de quejarse y mejor póngase a crear,,, y como dice el monte, ¡Que viva el ritmo y el compás!