por Noè Pasies Baca | Ago 22, 2016 | Música, Recomendaciones |
Este verano en Cultural Resuena os invitamos a la primera edición de un evento imaginario que tendrá lugar en ninguna parte: un festival que no se rige por las leyes del tiempo ni del espacio y que reunirá a grandes glorias y a injustos olvidados del pop y el rock en sendos escenarios (el mastodóntico Escenario Anís del Tigre y el más modesto Escenario Aceitunas Liaño). Cada semana desvelamos dos grupos de este cartel imposible y os invitamos a escuchar la lista con las canciones de su improbable concierto.
SÉPTIMA Y ÚLTIMA SEMANA (porque todo lo bueno acaba…)
ESCENARIO ANÍS DEL TIGRE
Andrés Calamaro en 1999
Andrés Calamaro no necesita presentación en el mundo hispanohablante. Con cuatro acordes, la voz arenosa y una cuidada selección de lugares comunes, el argentino es capaz de escribir himnos generacionales a razón de cincuenta pistas por disco. Por aquí lo empezamos a conocer gracias a Los Rodríguez, el grupo que montó junto a Ariel Rot a principios de los noventa. Luego vendrían los dos discos en solitario más celebrados de su carrera: Alta suciedad (1994) y Honestidad brutal (1999). A finales de esa década, Calamaro se encontraba en una de sus etapas más prolíficas y excesivas, a punto de sacar su mastodóntico álbum El salmón (2000) y haciendo de telonero de Bob Dylan en su gira española. El público perdería la cabeza y la voz en el concierto de clausura del festival con temas tan míticos como Mucho mejor, Flaca o Cuando te conocí.
ESCENARIO ACEITUNAS LIAÑO
Neutral Milk Hotel en 1998
Hay grupos extraños, hay grupos muy extraños y luego está Neutral Milk Hotel. Este inclasificable proyecto musical del desconocido Jeff Mangum es algo así como la Velvet Underground de los noventa: nadie los escuchó en su momento, pero fueron terriblemente influyentes para muchos grupos posteriores. Las letras de Neutral Milk Hotel son puro surrealismo con toques de escatología e incesto y en el apartado sonoro el grupo es tan lo-fi que casi puedes escuchar el cromo de la cinta. Sólo publicaron dos álbumes: On Avery Island (1994) e In The Aeroplane Over The Sea (1998), pero ese puñado de canciones les bastó para encumbrarlos en la categoría de grupo de culto; sin duda, una de las joyas ocultas del rock alternativo de los noventa.
por Noè Pasies Baca | Ago 12, 2016 | Música, Recomendaciones |
Este verano en Cultural Resuena os invitamos a la primera edición de un evento imaginario que tendrá lugar en ninguna parte: un festival que no se rige por las leyes del tiempo ni del espacio y que reunirá a grandes glorias y a injustos olvidados del pop y el rock en sendos escenarios (el mastodóntico Escenario Anís del Tigre y el más modesto Escenario Aceitunas Liaño). Cada semana desvelamos dos grupos de este cartel imposible y os invitamos a escuchar la lista con las canciones de su improbable concierto.
SEXTA SEMANA:
ESCENARIO ANÍS DEL TIGRE
Pixies en 1989
Herederos del punk y antecesores del grunge, los Pixies fueron uno de los grupos más influyentes del panorama alternativo de finales de los ochenta. En 1989 sacaban Doolittle, su universalmente aclamado segundo LP (el tercero si contamos las ocho pistas de Come On Pilgrim) y alcanzaban la fama mundial. Los Pixies pasarán a la historia como un grupo visceral y directo, capaz de convertir los gritos y los guitarreos desafinados en un complejo arte que pocos han sabido imitar con éxito desde entonces, ni tan sólo ellos mismos tras su descafeinado retorno a los escenarios. A destacar las letras y las voces de Black Francis y Kim Deal, puras alucinaciones regadas en drogas y alcohol que harán vibrar el Escenario Anís del Tigre.
ESCENARIO ACEITUNAS LIAÑO
Metronomy en 2011
La voz de Joseph Mount, vocalista y cerebro intelectual de Metronomy, tiene un registro y unos matices casi idénticos a la de Black Francis, si bien el estilo musical de este grupo de Devon se encuentra mucho más cerca del electro que del postpunk con matices surferos de los Pixies. Poco conocidos por estos lares, Metronomy se forjaron un nombre en los festivales de verano europeos a principios de esta década, con tres grandes discos repletos de melodías difíciles pero muy interesantes. Por desgracia, el grupo (es decir, Mount) ha bajado bastante el listón en sus dos últimos álbumes y ni siquiera ha salido de gira para publicitar el más reciente. Esto no debería preocupar a nuestros asistentes, ya que la banda llegaría procedente de 2011, con una set list compuesta en exclusiva por muchos de sus mejores temas.
por Noè Pasies Baca | Ago 6, 2016 | Música, Recomendaciones |
Este verano en Cultural Resuena os invitamos a la primera edición de un evento imaginario que tendrá lugar en ninguna parte: un festival que no se rige por las leyes del tiempo ni del espacio y que reunirá a grandes glorias y a injustos olvidados del pop y el rock en sendos escenarios (el mastodóntico Escenario Anís del Tigre y el más modesto Escenario Aceitunas Liaño). Cada semana desvelamos dos grupos de este cartel imposible y os invitamos a escuchar la lista con las canciones de su improbable concierto.
QUINTA SEMANA:
ESCENARIO ANÍS DEL TIGRE
Jefferson Airplane en 1969
Jefferson Airplane es uno de los grupos más representativos del rock psicodélico de finales de los años sesenta y sus canciones aparecen en la banda sonora de infinidad de películas de Hollywood ambientadas en esa época de viajes lisérgicos y melenas. La organización del Festival Imposible tendría el cuidado de irlos a buscar recién saliditos de Woodstock, con la imponente voz de contralto de Grace Slick (que se unió al grupo a partir del segundo disco) y antes de un cambio de nombre y componentes que llevaría a la banda a las catacumbas de la música ligera y al lamentable especial de navidad de Star Wars. De su setlist destacarían las dos canciones más conocidas de Jefferson Airplane: White Rabbit y Somebody to Love (dos temas que Slick en realidad había compuesto para su grupo anterior, del que nadie se acuerda).
ESCENARIO ACEITUNAS LIAÑO
Timber Timbre en 2016
Precisamente si el mal viaje que transmite White Rabbit se convirtiera en el punto de referencia para toda una forma de hacer música, el resultado sería algo muy parecido a Timber Timbre. Tildar de ‘oscuro’ o ‘atmosférico’ a este grupo canadiense es quedarse corto: su música es un inquietante recorrido por paisajes crepusculares, con acordes de piano tocados de puntillas y duras resacas de guitarra. Preside las melodías la voz del cantante y líder de la banda, Taylor Kirk, cuya textura a ratos recuerda a Nick Cave de bajona (que ya es decir) y a otros al Jarvis Cocker de los mejores discos de Pulp. Es cierto que Kirk llega a sonar con demasiada reverberación y que el grupo no ha inventado la sopa de ajo con su rock oscuro, pero eso no impide que Timber Timbre sea una banda muy reivindicable y un gran complemento a la psicodelia de Jefferson Airplane.
por Noè Pasies Baca | Jul 30, 2016 | Música, Recomendaciones |
Este verano en Cultural Resuena os invitamos a la primera edición de un evento imaginario que tendrá lugar en ninguna parte: un festival que no se rige por las leyes del tiempo ni del espacio y que reunirá a grandes glorias y a injustos olvidados del pop y el rock en sendos escenarios (el mastodóntico Escenario Anís del Tigre y el más modesto Escenario Aceitunas Liaño). Cada semana desvelamos dos grupos de este cartel imposible y os invitamos a escuchar la lista con las canciones de su improbable concierto.
CUARTA SEMANA:
ESCENARIO ANÍS DEL TIGRE
Pink Floyd en 1979
Pink Floyd ocupa un puesto privilegiado en la historia del rock y fue una de las primeras bandas en llevar la espectacularidad a los conciertos de estadio. Sus kilométricas piezas, con una sabia mezcla de riffs de guitarra y melodías sintéticas, eran ejecutadas de forma impecable ante miles de personas en un festival de luces, fuegos artificiales y cerdos hinchables. En 1979, tras una década sin el genio inestable de Syd Barrett, la banda de Londres era una máquina mal avenida (debido a los polos opuestos de Roger Waters y David Gilmour) pero bien engrasada. En verano de ese año, Pink Floyd acababa de terminar su último gran disco, The Wall, pero todavía no habían iniciado la ambiciosa y fallida gira que lo acompañaría. Así pues, el escenario Anís del Tigre estallaría libre de muros de porexpán y dejaría espacio para los grandes temas de discos anteriores.
ESCENARIO ACEITUNAS LIAÑO
Grizzly Bear en 2016
Tanta espectacularidad pirotécnica contrasta con la intimidad, casi de bajona, de esta rareza acústica llamada Grizzly Bear. El grupo de Brooklyn sólo es conocido por estos lares por uno de sus temas, Two Weeks, que acompañaba al anuncio de una marca de automóviles hace algunos años. Una lástima, porque, si bien se trata de su canción más accesible, es muy poco representativa del estilo de la banda en general y de Daniel Rossen en particular (mención aparte merecen su disco en solitario y los que ha sacado con su otro proyecto, Department of Eagles). La música de Grizzly Bear emana una fragilidad muy adecuada para la madrugada y para un escenario pequeño como el nuestro, aunque no le teme a la experimentación ni a las melodías difíciles. Avisados estáis.
por Noè Pasies Baca | Jul 22, 2016 | Música, Recomendaciones |
Este verano en Cultural Resuena os invitamos a la primera edición de un evento imaginario que tendrá lugar en ninguna parte: un festival que no se rige por las leyes del tiempo ni del espacio y que reunirá a grandes glorias y a injustos olvidados del pop y el rock en sendos escenarios (el mastodóntico Escenario Anís del Tigre y el más modesto Escenario Aceitunas Liaño). Cada semana desvelamos dos grupos de este cartel imposible y os invitamos a escuchar la lista con las canciones de su improbable concierto.
TERCERA SEMANA:
ESCENARIO ANÍS DEL TIGRE
The Cure en 1989
Para muchos, los años ochenta fueron un agujero negro a nivel musical y capilar, mientras que otros veneran la década con una devoción exagerada. A pesar de esto, The Cure siempre ha encontrado cierto consenso entre partidarios y detractores de aquellos años de hombreras. En 1989, la banda del chanante Robert Smith publicaba su octavo álbum, Disintegration, y alcanzaba el zénit de su fama con una imposible mezcla de punk, pop meloso y rock gótico. Su concierto, lógicamente, incluiría las pistas más famosas de ese disco, pero también sus otros éxitos anteriores, como la canción que les lanzó a la fama, Boys Don’t Cry, la romanticona Just Like Heaven o la extrañamente caribeña Close to Me.
ESCENARIO ACEITUNAS LIAÑO
Little Joy en 2008
El brasileño Rodrigo Amarante es un nombre inexplicablemente desconocido en el panorama musical internacional. Algunos lo conocerán por ser el autor de la canción que abre cada capítulo de la serie Narcos; otros por ser colaborador habitual de Devendra Banhart y miembro de la oscura banda Los Hermanos. En 2008, Amarante se unió al batería de los Strokes, Fabrizio Moretti, y a la cantante Binki Shapiro para embarcarse en una breve aventura musical. Ese año, Little Joy sacaron su único álbum, veraniego, acústico y orgullosamente retro. El tándem de voces de Amarante y Shapiro llenaría el pequeño escenario Aceitunas Liaño envuelto en esponjosas melodías de guitarra y el buen hacer de Moretti a la batería.