Tocad, si queréis vivir: Jazz para el asesino del hacha

Tocad, si queréis vivir: Jazz para el asesino del hacha

En una librería del centro de una ciudad de cuyo nombre no quiero acordarme, me encontré con una novedad que me llamó la atención por el original y divertido dibujo de su portada -de la mano de Elsa Suárez Girard– y por su llamativo título: Jazz para el asesino del hacha (2016), de Ray Celestin. A priori me pareció una manera muy diferente de acercar al lector al bohemio universo de Nueva Orleans a principios del siglo XX pero uno de los aspectos más llamativos es que este libro se basa en un hecho real acaecido en 1919, ya que un asesino en serie aterrorizó en una de las capitales del jazz durante aquella época.

Comenzar una novela en la que se cita al gran Louis Armstrong me abrió un mundo de sensaciones muy prometedoras. ¿Permanecerían con el pasar de las páginas?
Según avanza la narración, el autor nos va descubriendo diferentes mundos en una misma ciudad, los cuales están divididos no solo por los diferentes barrios caracterizados por la procedencia y/o la raza de sus habitantes, sino también por la moralidad de los personajes que viven en ellos, lo que incluye sus penurias, la discriminación y la segregación. El detalle con el que se nos describe cada una de las escenas, nos lleva a recorrer cada uno de esos distritos con sus peculiares características, donde destaca la sobriedad -meramente musical- relacionada con las investigaciones sobre todo policiales frente al entusiasmo de las diferentes celebraciones que recorren la ciudad a manos de las bandas de jazz y sus intérpretes negros.
El hilo conductor son los crímenes cometidos por un asesino que es capaz de burlarse de todos para realizar sus homicidios y que trae de cabeza a toda la población, a los expertos y a los investigadores aficionados, y que además tiene el descaro de desafiar a todos los habitantes: o hacen lo que dice, o habrá más muertes.

Sin embargo, la expectativa por conocer la figura del niño y joven adulto Lewis Armstrong y sus inicios musicales -así como la dureza que vivió durante aquellos años, lo cual en general coincide con lo contado en las biografías sobre el músico-, decae pronto porque se centra en las diferentes investigaciones que se hicieron para capturar al asesino del hacha -como si de un primigenio Criminal Minds (Mentes Criminales) se tratara- y su figura pasa casi desapercibida en determinados pasajes del relato.

En la primera parte de la novela, nos encontramos con una narración pausada, tal vez en exceso en determinados pasajes, y llena de melancolía como la melodía de un blues que acompaña la decadencia latente de esta ciudad que parece que conoció tiempos mejores y cuyo declive aparece representado en el antiguamente bullicioso distrito de Storyville. Además, uno de los personajes principales, tal vez el más interesante de todos en esta sección, es precisamente el omnipresente a la par que ausente asesino, si exceptuamos sus brutales crímenes.

Sin embargo, en la segunda parte el ritmo de la narración cambia, los personajes evolucionan, sus destinos se van viendo entrelazados en aparentes casualidades y los misterios alrededor de este peculiar homicida se van desentrañando, a la vez que se empiezan a descubrir los secretos del resto de los personajes.

Este libro hace un recorrido histórico por una ciudad con (en)canto -de sirena en muchas ocasiones- de la mano de un personaje cuanto menos peculiar a la vez que brutal con un buen gusto ineludible, ya que adora la música jazz y es capaz de imponerla a todos los habitantes de esa ecléctica ciudad. A través de su peculiar orden conoceremos los entresijos y desigualdades de cada rincón de una Nueva Orleans de principios del siglo XX de la mano de una serie de personajes que descubren sus fortalezas y debilidades por el lugar donde viven y las dificultades a las que deben hacer frente en parte por esta ciudad y por las condiciones establecidas en aquella sociedad.

En relación al título, aunque hace referencia a la exigencia de este peculiar criminal, la música no es una de las narradoras de la historia, lo cual es decepcionante, ya que como en el propio texto se recalca: «(…) En Nueva Orleans a todo lo acompañaba la música (…). Era como si los habitantes no estuvieran contentos si no entonaban algún tipo de canción». ¿Tal vez al propio autor se le olvidaron sus palabras y la historia de la ciudad? Parece que en parte de la narración así es pero sobre todo en la noche impuesta por el asesino del hacha, la situación cambia y asistimos a innumerables fiestas donde la música y el alcohol fluyen a partes iguales.

En cualquier caso, se trata de una novela en la que se aborda un tema histórico no demasiado común y desde diferentes perspectivas, lo cual hace que se pueda entender mejor la sociedad creada tanto la de aquella época como la del propio texto.

Solo una recomendación: escuchen la -más bien escasa- banda sonora a medida que va apareciendo en el relato.

En Bogotá, sin salida. Un comentario sobre la primera novela de Andrés Felipe Solano «Sálvame, Joe Louis» (2007).

En Bogotá, sin salida. Un comentario sobre la primera novela de Andrés Felipe Solano «Sálvame, Joe Louis» (2007).

(Foto sacada de: https://en.wikipedia.org/wiki/Santa_Fe,_Bogot%C3%A1)

Emma Bovary, el Don Quijote de Gustave Flaubert, se dedica a la lectura de novelas movida por el tedio insoportable del pueblo en el que vive. En un mundo donde el ser humano se siente asfixiado, casi como en una cámara de gas, sin aire y muriendo, agonizando lentamente, la literatura, la lectura y la escritura son aquel ámbito liberador que logra resquebrajar el aire tóxico que se respira. En las novelas de amor busca Emma Bovary su antídoto, su fuga, la cual encuentra finalmente en el arsénico. De una manera similar se siente Boris Manrique, el héroe anti-heroe de la primera novela del escritor colombiano Andrés Felipe Solano Sálvame, Joe Louis (2007). Su historia es la de un ahogado, un náufrago en medio de la árida cotidianidad bogotana.

Bogotá puede entenderse entonces como aquella cámara de gas gigante, donde el veneno emerge en forma de tedio y de una monotonía que es justamente el ambiente en el que suele brotar muchas veces lo literario. Boris Manrique, un fotógrafo de la sección de eventos sociales de una revista de pacotilla llamada Control Remoto (que hace pensar tal vez en la revista machista y de mal gusto en la que solía trabajar el mismo autor, la revista Soho), se ve sumergido en un tedio existencial que viene a explotar al enterarse de la muerte del hombre más longevo del mundo. Al enterarse de una vida más larga que un centenario, el protagonista se siente confrontado ante una pesadilla, una larga vida como una muerte extendida, un suplicio y una tortura en esa meseta andina. Sin embargo, la novela es todo lo contrario a tediosa; la imaginación de Boris, su prosa delirante y extremadamente fresca como narrador, sirven de escape a una realidad que está mucho más cerca de la muerte que de la vida. El mar de su imaginación sin embargo, los enlagunamientos de sus visiones apocalípticas, sus digresiones vallejudas despotricantes, hacen de la realidad bogotana una colorida y al mismo tiempo violenta, hacen de la ciudad el ambiente perfecto para una vida llena de altibajos, de aventuras y de historias apasionantes; la imaginación es el salvavidas y  el puerto para salir de esa ciudad sin mar y sin río. La imaginación de Boris hace de su cotidianidad una de subidas y bajadas como las de una rueda de Chicago, Bogotá se convierte de pronto en un parque de diversiones.

El escapista de Boris es ante todo un romántico deshauciado, un pesimista lleno de ilusiones. Además de esto es un colombiano con todo el significado de la palabra: violento, homófobo, soñador, destructor, apasionado, nihilista, religioso, etc. De pronto, el amor aparece en su vida como un elemento más del paisaje tricolor, pero sin lograr liberarlo finalmente del suplicio colombiano. Pareciera que la muerte es la única salida, el único antídoto, el arsénico de Bovary al filo de la demencia. Sin embargo el amor con toda su potencia literaria hace que el deambular de este nihilista se convierta en una aventura, la aventura quijotesca en busca de una ilusión que se sabe falsa desde un comienzo. En el romanticismo desesperanzador de Boris la realidad encuentra en su paradójica estructura un impulso, una fuga, pero una escencialmente literaria.

En el centro de la novela de Solano está una pregunta sobre el quehacer literario, sobre la literatura y la vida. Esta temática hace que la obra no se limite a un contexto cultural regional, se trata más bien de un aporte a la literatura universal. La reconocida revista Granta ya ha puesto sus ojos muy acertadamente en lo que parece ser el futuro de la narrativa colombiana al señalar a Solano como una de las voces jóvenes prometedoras de la actualidad. Solano nos presenta con su primera novela (ya seguida de una segunda llamada Los hermanos Cuervo que será prontamente reseñada para Cultural Resuena) una grandiosa muestra de la nueva narrativa latinoamericana, una que se aparta del más serio y clásico tono de Juan Gabriel Vásquez, del tal vez un poco patético grito de Fernando Vallejo, y  propone un nuevo lenguaje que se une al de Antonio Ungar y al de la generación de latinoamericanos que se ha denominado Post-Boom. Debo reconocer finalmente que he devorado la novela en una sentada y que su lectura ha sido alucinante.

 

La gestión de la nostalgia en lo último de Harry Potter

La gestión de la nostalgia en lo último de Harry Potter

[Esta reseña está completamente libre de spoilers o destripes de la trama de la obra]

La industria cultural ha acabado por descubrir la manera de explotar económicamente un sentimiento que hasta ahora tenía un protagonismo relativo en la producción de línea más comercial: la nostalgia. Fenómenos como la última película Star Wars: The Force Awakens o el videojuego Pokémon Go, hurgan en la memoria de los consumidores contemporáneos para rescatar fenómenos culturales que los marcaron como generación y que, con el paso del tiempo, han desarrollado un fuerte potencial de identificación afectiva basado en recuerdos de la infancia o la adolescencia vinculados a estos productos. La saga de libros Harry Potter es otro de estos fenómenos que, al igual que Star Wars y Pokémon, abarcan todo un universo rico en personajes, mitología propia, lugares, genealogías y tantos otros detalles. Su potencial yace fundamentalmente en la capacidad de inmersión: en hacer al lector, espectador o jugador sentirse parte de un mundo distinto al suyo. (más…)

El mar será…

El mar será…

Con motivo de la conmemoración del inicio de la Guerra Civil española, hoy recuperamos una historia silenciada que conocimos en la pasada edición del Gutter Fest, de la mano de Sergi Bernal.

Esta es la historia de un maestro, Antoni Benaiges, que en 1934 dejó su localidad natal, Montroig del Camp, para irse a Bañuelos de Bureba (Burgos), a trabajar en la escuela del pueblo. Antoni Benaiges llegó a su nuevo destino con una voluntad: aplicar la técnica freinet en una escuela del medio rural, en una población pequeña donde gran parte de los habitantes eran analfabetos.

La técnica Freinet tiene la particularidad de aplicar la imprenta al proceso educativo, haciendo a los alumnos partícipes del mismo. A través del uso de la imprenta, esta metodología buscaba, tantos en sus inicios como en la actualidad, que el proceso de aprendizaje fuera un proceso experimental. Quienes  aplican esta técnica buscan generar unos procesos de aprendizaje basados en la investigación, el trabajo en equipo, el ensayo-error, el aprendizaje cooperativo que toma como punto de partida los intereses de los propios alumnos y la producción de pequeños artefactos que todos los implicados en el proceso entiendan como algo que puedo servir al desarrollo del mismo.

Antoni Benaiges llegó a Bañuelos de Bureba revolucionando su escuela, y por extensión a sus pequeños habitantes. Los alumnos y el maestro empezaron a fabricar unas publicaciones en formato de revista en las que plasmaban sus inquietudes e intereses y que, a su vez, intercambiaban con otras escuelas Freinet, generando así una suerte de red de intercambio de conocimientos e inquietudes. Revistas en las que los niños tomaban la palabra y la utilizaban como medio de expresión.

Uno de esos cuadernos, El Mar. Visión de unos niños que no lo han visto nunca, recoge las inquietudes surgidas cuando el maestro prometió a sus alumnos que en verano de ese mismo año,  1936,  los llevaría a ver el mar. Los niños de Bañuelos de Bureba nunca habían conocido el mar por lo que decidieron dejar plasmadas sus expectativas y anhelos en pequeños textos, unos textos que también expresaban la importancia del compromiso, del poner el cuerpo, de cómo se puede saber de algo sin haberlo visto previamente:

Y la fantasía de unos niños que suben y bajan la loma, la ingrata loma, disparose hacia la Lejanía [sic] para hundirse en la vastitud [sic] líquida, misteriosa, sublime…También ellos, los niños saben del mar sin haberlo visto nunca.

El mar, prólogo, Antoni Benaiges

El mar será muy hondo. Sera de hondo como dos veces la veleta de la torre. Y tendrá dos metros de largura.

Baldomero Sáez

El Mar recoge todas las incertidumbres de quienes no lo habían visto, de quienes componían sus intuiciones y las plasmaban a través de la imprenta, de quienes no estaban obligados a reproducir conocimientos certeros para poder expresarse.

El mar será… pero nunca fue para los niños de Bañuelos de Bureba.

En julio de 1936 Antoni Benaiges fue represaliado y asesinado por el fascismo, dejando sin cumplir su particular promesa. Asesinaron al maestro e intentaron asesinar su recuerdo. El recuerdo de alguien que dio algo muy peligroso a los niños: el poder de la palabra, el poder de expresarse, de experimentar, de generar prácticas cooperativas.

Antoni Benaiges es el maestro que prometió el mar, pero sobretodo, fue uno de tantos maestros represaliados, asesinados y silenciados por promover y ayudar al desarrollo del pensamiento crítico. Su historia es una de tantas, demasiadas, que el fascismo intentó silenciar con tierra. Pero hay cosas que ni siquiera la tierra puede silenciar.

El maestro que prometió el mar es la urgencia de recuperar una memoria silenciada, es la urgencia de expresar el libre pensamiento que muchos pagaron con la vida, es la urgencia de seguir desarrollando herramientas críticas en un contexto en el que Radio Televisión Española con motivo del aniversario del golpe proyecta una película de propaganda fascista. Es la urgencia de seguir abriendo las heridas que guardaban unas soturas infectadas. Como decía Sergi Bernal el pasado 18 de julio con motivo del golpe “El golpista, el obispo y la Guardia Civil, en los mausoleos. Los nuestros: el educador, el maestro, el amigo, en la fosa”.

Para más información sobre Antoni Benaiges:

http://desenterrant.blogspot.com.es/

Si queréis comprar el libro que recoge todo el proceso:

http://www.blume.net/catalogo/1017–desenterrant-el-silenci-antoni-benaiges-el-mestre-que-va-prometre-el-mar-9788498016956.html

 

Refréscate – Literatura

Refréscate – Literatura

¡Ay! ¡Qué calor! Pero qué maravilla poderse sentar bajo una sombra a leer un buen libro. ¿Estás sin ideas? No problem! Aquí llegan nuestros refresquitos de literatura.

Marina

El verano es para las bicicletas, sí, pero también para las novelas de policías. Si aún no te has adentrado en este mundo (que muchos consideran sosón y poco intelectual pero que verán cuán equivocados están al saber que figuras como Walter Benjamin o Siegfried Kracauer se encargaron de pensar filosóficamente sobre las novelas de policías), te recomiendo tres vías: 1. no leas bestseller sin ton ni son. El código Da Vinci no es un buen libro (si discrepas, puedes exponer tus argumentos en los comentarios). Como mucho, lee bestseller tipo Diez negritos, de Agatha Christie o los de Sherlock. Bien. 2. Novela inglesa: Edmund Crispin, Wilkie Collins, el ya nombrado Arthur Conan Doyle. Flema inglesa y escritura deliciosa. 3. novela en español: Leonardo Padura o venga, es el momento, lánzate con Pepe Carvalho, el mítico detective de Vázquez Montalbán. Ignacio del Valle va ganando fama con su detective Andrade. No me caben aquí más. Pero para empezar, tienes muchos. Y muy buenos.

Elisa

Os animo, y también a mí, a recuperar una novela titulada Leer Lolita en Teherán, de la escritora iraní Azar Nafisi. Fue un regalo de un amigo al que hace tiempo no veo, pero sigo echando de menos. Aquella noche en que me obsequió con este libro, me dijo lo siguiente: «es la historia de una mujer que cree en el poder de las palabras para cambiar el mundo, y al encontrarla, me he acordado de ti». Y es cierto, creo en el poder de la literatura. Tanto en su utilidad desmesurada como en su propia inutilidad, en el placer absoluto de la lectura. Y, además, esta recomendación incluye también la lectura casi obligada de Lolita, de Vladimir Nabokov. Imprescindible. A continuación, un adelanto:

«En el otoño de 1995, tras dimitir de mi último puesto académico, decidí darme un capricho y cumplir un sueño. Seleccioné a siete de mis mejores y más entregadas alumnas y les invité a acudir a mi casa los jueves por la mañana para hablar de literatura». Leer Lolita en Teherán, Azar Nafisi.

“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta”. Lolita, Vladimir Nabokov.

Antonio

El libro que pretendo leer este verano es Ready Player One de Ernest Cline estrenandome además en el mundo ebook. Altamente recomendado por mis jefes, se postula como un libro tardío para toda una generación de amantes de los videojuegos. Ya Hollywood le puso el ojo hace tiempo y tendremos adaptación dentro de poco. Si tienes edad suficiente para haber disfrutado de las ahora llamadas «viejas glorias» del videojuego parece que deberías darle una oportunidad. Veremos si aprueba para septiembre.

Camilo

Una lectura placentera y, se podría decir, al mismo tiempo un tanto extraña para las vacaciones, es la de un libro que hace seis años causó mucho revuelo y que hoy en día ha caído un poco en el olvido. Me refiero a Dublinesca (2010) de Enrique Vila-Matas. Se trata de una novela sobre el tedio y el momento de un salto mortal a una realidad ajena (¿la de la lectura misma? ¿la de lo literario en general?), a Irlanda, al mundo irlandés, al mundo de lo literario, a la obra de Joyce y de Beckett, de Julien Gracq y sobre todo, al mundo del yo que buscamos constantemente. Dublinesca trata sobre la odisea de un individuo tras las huellas de su personalidad, el individuo que teje una telaraña y con ella el mapa de sus despegamientos en miles y miles de caras y personalidades. Una novela-ensayo llena de humor y de momentos intensos de poesía y filosofía.

Carles

Encaro el verano con varios títulos en mi estantería de libros a leer. Para empezar voy a aprovechar el tiempo para acabar de liquidar Acte de Violència, un libro de Manuel de Pedrolo sobre una huelga de tres días en una ciudad anónima. Reivindicación política vivida por distintos personajes. También voy a leer El fin y los medios, de Aldous Huxley. Este ensayo del conocido autor supone un momento clave en su carrera, pues le hace dar el salto de una ficción reivindicativa a un libro puramente ensayístico. Reflexiones políticas previas a la Segunda Guerra Mundial que en muchos casos se demostraron ciertas. Un tercer libro que voy a leer es La guerra de les salamandres, de Karel Capek. Una sátira humanista usada para analizar algunas de las barbaridades de nuestro mundo actual. Para acabar con la colección de libros de editoriales pequeñas, voy también a leer The Great Gatsby. Poco puedo decir sobre este libro que no se haya dicho ya.

Pablo

Lo bueno del verano en Madrid es que empieza con la Feria del Libro. Lo malo es que no es recomendable salir de casa antes de las ocho de la tarde. Lo que nos da días enteros de lecturas refrescantes con las persianas bajadas. Los libros son entonces, como siempre han sido, una forma de resistencia. Dos me han acompañado en este inicio de verano: el primero es ya un clásico contemporáneo, merecedor del prestigioso Pulitzer: La maravillosa vida breve de Oscar Wao, del escritor dominicano y estadounidense Junot Díaz; una auténtica joya para leer de un tirón «a calzón quitao», como quien dice. El segundo es el último libro publicado por la editorial La Uña Rota, que tantas delicias librescas nos está ofreciendo a los amantes del teatro: Mierda Bonita de Pablo Gisbert, no apto para lectores moralistas y/o mogigatos. ¡Disfruten y lean!

Ainara

Este año se cumplen 110 de años del nacimiento de uno de mis escritores más admirados (si no el más), Samuel Beckett (1906-1989). Las efemérides siempre suponen una buena excusa para recordar aquello que una cree que nunca puede ser olvidado. Aunque Beckett es conocido y reconocido, sobre todo, por sus obras de teatro, yo quisiera recomendar su narrativa (si es que así puede llamarse a la novela que no narra nada, en la que nada pasa). Y, como estoy que lo tiro, os recomiendo tres novelas al precio de una: su trilogía Molloy, Malone muere El Innombrable es una excelente obra para quienes disfruten del absurdo, de la angustia gratuita y el desasosiego desmedido. Una absoluta delicia desconcertante y existencialista.

Javi

La editorial berlinesa Merve, especializada en filosofía continental, nos ofrece un nuevo volumen de ensayos editado por el crítico literario Armen Avanessian, que ya es un clásico de la casa. En ellos se desbroza el concepto de temporalidad que subyace a un arte contemporáneo que, nos dicen, ha desgastado finalmente su fuerza fundacional (que consistía precisamente en asentar una temporalidad irreduciblemente nueva). Entienden que esta nueva temporalidad post-contemporánea, marcada por el nuevo escenario neoliberal, solo puede ser especulativa, donde el presente ya no es la categoría central, sino el futuro. Una obra que promete profundizar en la línea del realismo especulativo (corriente tan en boga en la filosofía más reciente) y volver a explicarnos el estado del arte con una conceptualidad a la altura de su complejidad, siguiendo el espíritu de Adorno.

Daniel

El itinerario de este verano es inconcreto, responde a una inquietud y una intuición. El topos del exceso de visión aparece en distintas formas y con distintas resoluciones en la literatura clásica y bíblica. El vidente y ciego Tiresias, Ayax y Hércules ciegos enfurecidos, los ojos extirpados de Edipo, el exceso pecaminoso de David mirando a Betsavé y su correspondiente clásico en Acteón y Artemis, junto con otras visiones mórbidas como la de los viejos que miran a Susana, o la de Penteo que se condena mirando a las Bacantes. Una estructura mítica profunda en la que confluyen la sexualidad, el misterio, la profecía, el castigo y la hybris vidente. Durante el verano procuraré buscar variantes de este tópico en la literatura clásica, así como referencias para su interpretación, siguiendo los modelos de J. Campbell, C.G. Jung, y G. Dumézil. Ya veremos qué resulta.

Bolaño, del ocultismo al éxito literario

Bolaño, del ocultismo al éxito literario

«Entonces, ¿qué es una escritura de calidad? Pues lo que siempre ha sido: saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar al vacío, saber que la literatura básicamente es un oficio peligroso».

Discurso de Caracas, Roberto Bolaño.

La trayectoria vital y literaria de Roberto Bolaño (Chile, 1953-2013) está llena de claroscuros y de ambigüedades, de cierto dramatismo por su pronto fallecimiento, y hasta de un halo de admiración continua. Quienes le trataron en vida no han cejado en su empeño de dar a conocer a este grandísimo autor, poeta ante todo, que un día decidió convertirse en novelista, y que pasó del desconocimiento de la mundanidad a convertirse en un mito de la literatura latinoamericana y mundial. ¿Qué hizo que Roberto Bolaño ascendiera al panteón de los autores venerados en tan poco tiempo? ¿Fue su calidad literaria, su estatus de exiliado político aunque él jamás se considerase como tal, o quizás el golpe de suerte que supuso ganar aquel año de 1999 el Premio Rómulo Gallegos por su obra Los detectives salvajes (1998)? Puede que todo ello, junto a algunos otros factores, ayudase a consolidar la carrera artística del que es ya, sin duda alguna, uno de los autores de referencia de la narrativa contemporánea.

Uno de los puntos de inflexión en la vida de Bolaño, como él mismo reconocerá posteriormente, fue la mudanza que emprendió junto a su familia a México DF en 1968. Fue allí donde, a los diecisiete años, decidió abandonar definitivamente los estudios. Y fue allí también, donde comenzó su andadura como escritor, donde conoció a los poetas Mario Santiago y Bruno Montané, y juntos formaron el grupo literario conocido como Infrarrealismo. Daba comienzo así enero de 1974, el gran período de producción poética para Bolaño, que fue plasmado por él mismo en un poema titulado Los perros románticos y publicado en una antología con la que comparte nombre. A continuación incluimos el poema:

En aquel tiempo yo tenía veinte años/ y estaba loco. / Había perdido un país / pero había ganado un sueño./ Y si tenía ese sueño / lo demás no importaba. / Ni trabajar ni rezar,/ ni estudiar en la madrugada / junto a los perros románticos. / Y el sueño vivía en el vacío de mi espíritu. / Una habitación de madera, / en penumbras, / en uno de los pulmones del trópico./ Y a veces me volvía dentro de mí/ y visitaba el sueño: estatua eternizada / en pensamientos líquidos ,/ un gusano blanco retorciéndose / en el amor./ Un amor desbocado./ Un sueño dentro de otro sueño. / Y la pesadilla me decía: crecerás. / Dejarás atrás las/ imágenes del dolor y del laberinto / y olvidarás. / Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen. / Estoy aquí, dije, con los perros románticos / y aquí me voy a quedar.

En 1975 publica su poemario, Gorriones cogiendo altura, y pocos años después, en 1977, se instala en Barcelona definitivamente tras viajar una temporada por África y Francia. «Y a veces la patria de un escritor no es la gente que quiere sino su memoria. Y otras veces la única patria de un escritor es su lealtad y su valor. En realidad muchas pueden ser las patrias de un escritor», dijo al recibir el premio Rómulo Gallegos en 1999 por Los detectives salvajes. La nostalgia no era un sentimiento que le perteneciese a Bolaño, quien llegó a afirmar que carecía de él, y que echaba tanto de menos Chile como Inglaterra o Noruega. «Sólo siento nostalgia por los lugares en los que nunca estaré», confesó a la prensa en su primer viaje a Chile tras el exilio. Y aunque Bolaño conservó a lo largo de su vida la nacionalidad del país que le vio nacer, el escritor se sintió parte de cada una de los lugares en los que vivió, y sobre todo de Catalunya, concretamente de Blanes, ciudad en la que conoció a la que sería su mujer, Carolina, en aquel pueblo que imaginó a través de las páginas de Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé.

Según el teórico Pierre Bourdieu en su conocida obra Las reglas del arte: génesis y estructura del campo literario (1995), los conocidos como «principios de jerarquización» son los que provocan la subordinación del campo literario al campo de poder. Y esta relación desigual se aprecia en la trayectoria literaria de Bolaño. Un ejemplo de ello, fue la gran acogida por parte de la crítica de Estrella distante (1996), novela que por el contrario no tuvo su correlación en el mercado y produjo un escaso volumen de ventas, al igual que le ocurrió en su momento a otros grandes autores como Jorge Luis Borges o Frank Kafka.

El núcleo canónico de autores y obras está blindado por dos instituciones que aúnan sus estrategias para mantenerlo y detentarlo en el tiempo: la academia y la crítica literaria. La literatura de Roberto Bolaño ejemplifica el choque entre la «alta cultura», aquella que se ha insistido en relacionar con lo canónico y lo normativo; la «cultura media», la del gusto y en consonancia con la clase burguesa; y la controvertida «cultura de masas». A este respecto, algunos críticos literarios, entre ellos Rodrigo Fresán y Juan Villoro, no dudaron en situar a Los detectives salvajes como un heredera contemporánea de On the Road (1957), de Jack Kerouac. Y fue precisamente la crítica literaria −y en parte también la académica−, quienes auspiciaron a Bolaño hasta las primeras posiciones de la literatura mundial. Así pues, su internacionalización, aunque tardía, fue imparable. Y para ello el papel de la prensa fue determinante.

El pasado año 2011 se publicó la última obra póstuma de Roberto Bolaño que hay actualmente en el circuito literario, Los sinsabores del verdadero policía, otra novela inacabada, al igual que lo fue 2666 (2004). Terminamos con las que fueron, literalmente, sus últimas palabras; su epitafio: «El mundo está vivo y nada vivo tiene remedio y ésa es nuestra suerte».

 

Bibliografía consultada:

BOLAÑO, Roberto. Entre paréntesis. Ensayos, artículos y discursos (1998-2003). Barcelona: Anagrama, 2004.

——— ‘Los perros románticos’. Los perros románticos. Barcelona: Anagrama, 2006.

——— Los detectives salvajes. Barcelona: Anagrama, 2000.

——— 2666. Barcelona: Anagrama, 2004.

BOURDIEU, Pierre. Las reglas del arte: génesis y estructura del campo literario. Barcelona: Anagrama, 2010.

Fotografía: Retrato de Roberto Bolaño.  Fuente: Biblioteca Nacional de Chile: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-73142.html