Hoy. ¿Y mañana?
«Queriéndolo, es cierto, uno puede también empeñarse en encontrar un orden en las estrellas, en las galaxias, un orden en las ventanas iluminadas de los rascacielos vacíos donde el personal de limpieza entre las nueve y la medianoche encera las oficinas».
Tiempo cero, de Italo Calvino.
Suena el despertador. Son las siete y cuarto de la mañana. Enciendo la luz. Gasto energía. Todavía somnolienta me dejo llevar por mis pasos torpes hasta el baño. Me ducho con agua caliente, hace frío. Gasto energía. Me tomo un café con leche. Gasto más energía: en calentar, en producir, en consumir. Bajo en ascensor. Más energía. Cojo el coche porque hoy llueve, y gasto más energía. En el trabajo la tecnología, la calefacción, la producción masiva, los ordenadores, el móvil, los desplazamientos… Y así un día tras otro, una persona tras otra, hasta sumar más de 7 mil millones en este planeta. ¿Qué hacer ante el desafío que supone nuestra propia supervivencia?
La interrelación directa entre la calidad de vida, el uso de la energía y la inversión económica es una verdad aplastante. No sólo lo dice el Catedrático del Departamento de Ecología de la Universitat de Barcelona (UB), Narcís Prat, sino que cualquier ciudadano mínimamente interesado por el hoy, que es ya mañana, se percata de esta correspondencia. Así lo expuso el pasado martes el profesor Prat en el Palau Macaya de Barcelona, en una conferencia un tanto desesperanzadora sobre el futuro posible de nuestro mundo. La contaminación que producen las 24 megaciudades que actualmente concentran a más de 100.000 habitantes es el mayor de nuestros retos, así como el gasto descontrolado de energía y recursos naturales, como ahora el agua.
Ante una situación alarmante como es la de nuestro presente, en el que alrededor de 900 millones de personas viven sin agua potable, por aportar un dato más, el debate en torno a un «futuro habitable» parece perderse en consideraciones únicamente consumistas. Por ejemplo, poco o nada se ha hablado de la reducción de los niveles de contaminación por emisiones de CO2 que experimentará Madrid ahora que su alcaldesa, Manuela Carmena, ha decidido restringir el tráfico en el centro de la ciudad en las fechas navideñas. La mayoría de medios de comunicación, tanto en televisión como en prensa, han presentado la noticia desde el punto de vista comercial, con opiniones más bien contrarias o directamente despreocupadas ante esta medida impulsada por el gobierno de la capital.
Y es que la manera en la que se presenta la información −matizo, el uso que se hace de ella−, tiene un papel decisivo en la configuración de un debate público apenas existente en la sociedad española. Estamos viviendo, como sociedad global, un momento crucial en la especie humana, pues los expertos hablan ya de un punto «de no retorno» a las condiciones medioambientales en las que surgió la vida humana, como argumentan Anthony D. Barnosky y Elizabeth A. Hadly en su obra Tipping point for the planet Earth: how close are we to the Edge? (MacMillan, 2015). Y ante esta evidencia aplastante, gobiernos, empresas, instituciones y organismos internacionales parecen querer mirar hacia otro lado. Se celebran cumbres, como la de París, se firman tratados, se hacen fotos, pero poco más.
Precisamente de una entrevista a los dos autores citados anteriormente, nace el documental Demain (2015), dirigido por Mélanie Laurent y Cyril Dion. Una película que pretende ir más allá de la mera exposición de datos y cifras, y muestra un verdadero abanico de posibilidades para cambiar el modelo de vida actual. Un viaje alrededor del mundo, desde Estados Unidos, Copenhague, Francia o la India, para mostrar proyectos pioneros en la reformulación de la agricultura, la economía, la educación y la democracia.También la ciudad en la que vivo –Barcelona es un lugar de ida y vuelta− se están realizando proyectos interesantes, como las Superilles, que tienen como eje vertebrador la sostenibilidad, esto es, la conjunción entre el medio ambiente y el desarrollo social y económico de una ciudad. Y como Barcelona, muchos otros lugares podrían añadirse a esta lista.
No hay soluciones inminente. No esperemos tampoco un milagro.
Versos y besos de Raúl Parra
Esta historia comienza frente al mar. Un día de agosto excesivamente caliente en el que la arena de la playa se te pega a la piel, sudada y enrojecida, algo resbaladiza a causa de la crema solar; un día de esos en los que la brisa marina apenas consigue aliviar tu desaliento y la gravedad del tiempo te aplasta. Fue ese día irreconocible de agosto en el que me topé por primera vez con los «versos nómadas» de Raúl Parra.
Recuerdo que los leí tumbada en la arena, retozándome, extrañamente aislada pese al barullo de turistas que parloteaban a mi alrededor, en esa playa tan concurrida que es La Barceloneta. Sostuve en mis manos un ejemplar de Fatou, el poemario autoeditado por Raúl Parra e ilustrado por Marc Aguilar sobre su experiencia en África. Un libro «parido de un largo viaje» en el que se muestra aquel continente vasto e inabarcable desde la experiencia poética de alguien que busca la belleza a cada paso.
Y desde aquel día hasta el pasado jueves en La Cara B, un local del barrio barcelonés de Gràcia, en el que de nuevo me volví a encontrar con Raúl, esta vez frente a frente, para escuchar, junto al cantautor madrileño Santy Pérez, unos versos de no tanto amor. También aquella noche había cierto barullo entre el público, algunos expectantes, la mayoría conocidos o amigos de los artistas, y otros tantos enfrascados en conversaciones aderezadas con cerveza de barril. Los primeros aplausos vinieron cuando Raúl y Santy cogieron el micrófono, tan nerviosos, para confesar su gratitud ante los allí presentes. Aquel recital, más parecido a una tertulia entre amigos, mostró la faceta desertora del propio Raúl, quien confesó no volver a leer sus propios poemas.
Fue una noche de versos cantados con voz vigorosa: «mi patria es tu olor sobre mi alfombra después de habernos amado»; y también de versos contagiosos: «nadie con tanta fuerza para amontonar aquí a mi vera tantos destrozos de la Felicidad». Era escuchar el canto de quienes ansían tanto escribir como vivir.
«Barcelona es un beso de los tuyos y un deseo de los míos», escribió un día estando en África. Saber a qué mujer se dirige será la primera de las preguntas de nuestro café pendiente. Mientras tanto:
«A veces me pongo en tu piel y, créeme, eres tan aire,
tan magia y tan sin truco,
tan fina arena y tan agosto,
tan tostada y tan su miel,
tan erizo y tan abrazo».
Knockin’ on (traditional?) Heaven’s Doors y la moda de criticar a Bob Dylan
Escribir sobre Bob Dylan se ha convertido en sí en una moda porque o bien se le critica duramente o se intenta hacer ver el valor de su trabajo, todo ello desde hace unas semanas cuando la Svenska Akademien (Academia Sueca) de los Premios Nobel anunciaba los galardonados de este año y desde el primer minuto cobró una especial relevancia uno de ellos: «El Premio Nobel en Literatura 2016. Bob Dylan. Por haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción americana».
Con estas palabras se desató la denominada polémica: si se debería haber seleccionado otro ganador que fuese mejor, por qué se le ha concedido al músico, qué nuevas implicaciones puede conllevar,… Por otro lado, cabría plantearse toda una diatriba de consecuencias relacionadas con concederle este reconocimiento a otro literato, pero demasiado a menudo caemos en brazos de subjetividades personales y culturales. Hace pocos días Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura en 2010, explicó en un foro mucho más serio que las revistas del corazón que no debería concedérsele tal galardón a un cantante. Creo que una de las afirmaciones que más me han sorprendido fue que habría que plantearse la nueva conexión entre la poesía y la música porque pareció como si de pronto algunos hubieran olvidado el presente tan globalizador en el que vivimos y a la vez también un pasado muy lejano. Es más, considero que no habría que plantearse por qué le han concedido el Premio Nobel a Bob Dylan, sino ¿por qué no habrían de dárselo? ¿O acaso es que no es tanto el hecho de premiar a Dylan como el valorar el arte popular al mismo nivel que el designado culto? Más de cuarenta años después de su creación, tal vez más que en épocas anteriores, seguimos Knockin’ on Heaven’s Door.
Para ello vamos a realizar un breve viaje en el tiempo, ya que desde la antigüedad se han acompañado las canciones principalmente con instrumentos de cuerda como en la antigua Grecia de la que heredamos tanto y en donde se consideraba que poeta era aquel hombre que componía la letra y la música de una de estas obras. Era común que un cantor se acompañara de la lira dando lugar a la creación de la poesía lírica que predominó sobre todo en los siglos VII-VI a.C. Con el paso del tiempo, la influencia griega pasó a lo largo de los siglos por Europa con los trovadores y sus coetáneos de otras zonas, que eran los poetas modernos de aquel entonces, y los juglares quienes los interpretaban. En un artículo reciente se hizo referencia -citando supuestamente unas palabras del poeta Allen Ginsberg– a que Dylan es un juglar pero no es así, es un trovador porque es un poeta. Así, pues, tenemos que Dylan compone sus letras y su música acompañándose generalmente de la guitarra y también suele aparecer tocando la armónica. Durante estos días se le denominó como músico o cantante pero, sin embargo, es un poeta en el sentido clásico o tradicional del término.
Además se hizo mención a su faceta inicial en la canción protesta (en aquel texto el término aparecía entrecomillado) y la posible vinculación política entre la concesión de este premio y la supuesta propaganda que conllevaría para que Donald Trump no alcance la presidencia en Estados Unidos. Probablemente haya que recordar y destacar esa faceta de Dylan pero también la de otros artistas como por ejemplo Pete Seeger o Woody Guthrie, o con otras figuras que vivieron auténticas tensiones políticas y miliares como la del chileno Víctor Jara.
En tono sarcástico se ha escrito que tal vez haya que empezar a comprar libros con las letras de Dylan en lugar de escucharlas en sus discos. Pues bien, el estudio de su música y de sus letras es objeto de estudio en universidades de diferentes rincones del planeta desde hace años, incluidas universidades españolas donde se han defendido tesis sobre este artista, aunque donde más se le ha estudiado es en su país y probablemente se convierta en un objeto de estudio aún más atrayente con este importante premio. Además, la Academia Sueca ha destacado todos sus trabajos, no solo su discografía. También leí referencias mordaces sobre que esta institución no tuvo en cuenta la única obra en prosa de Dylan que fue un fracaso en ventas. No recuerdo el nombre del autor pero sí que pensé que es raro encontrar un personaje al que se le recuerda por su excepcional trabajo pero que en algún momento de su carrera no haya tenido fracasos porque incluso conocemos casos en los que el artista en cuestión murió sin conocer las mieles del éxito, como Vincent Van Gogh. Que Dylan tuviera un fracaso -es de suponer que ese libro será éxito de ventas en breve, si no lo es ya- parece casi anecdótico porque su carrera está llena de trabajos memorables y giras, de hecho sigue con ellas -si bien también hay detractores sobre la calidad de sus actuaciones en los últimos tiempos- porque es un artista que sigue en activo a sus 75 años Like a Rolling Stone.
El extraño comportamiento de la materia en dos dimensiones. Nobel de Física 2016.
El Premio Nobel de Física 2016 ha sido otorgado a David J. Thouless, F. Duncan M. Haldane y J. Michael Kosterlitz «por sus descubrimientos teóricos de las transiciones de fase topológicas y los estados de materia topológicos». Sus sorprendentes descubrimientos se publicaron a principios de los ochenta, y no fue hasta mucho más tarde que algunos de estos estados se pudieron observar experimentalmente en el laboratorio. Actualmente son objecto de una intensa investigación, y las exóticas propiedades que presentan estos materiales prometen multitud de aplicaciones en un futuro próximo. Es más que probable que este sea el primero de varios Nobel para los materiales topológicos. leer más…
Modestas reflexiones sobre el Nobel de Química 2016
Como cada año, la entrega de los Premios Nobel hace que por estas fechas la ciencia sea noticia y cobre interés entre los ciudadanos. Desde el punto de vista de la divulgación científica supone todo un reto y, hasta cierto punto, una paradoja. Por una parte, para tener una cultura científica cabría empezar entendiendo el método científico, qué es y qué no es la ciencia, las leyes fundamentales y las explicaciones a distintos fenómenos cotidianos (como, por ejemplo, por qué el cielo es azul o por qué el agua y el aceite no se disuelven). Ello supone un conocimiento más básico y esencial que, por ejemplo, los últimos avances en algo muy específico, como los Nobel. Pero por otra parte, como es natural, la ciudadanía media quiere estar informada, quiere saber en qué puede cambiar el mundo en los próximos años y entender esos cambios ahora, sin que le tengan que explicar todos los cursos de la carrera.
Así, vamos a hacer algunas consideraciones acerca del Nobel de Química 2016. La Academia sueca ha premiado a Jean-Pierre Sauvage, J.Frasier Stoddart y L.Feringa por el diseño y síntesis de máquinas moleculares. Este artículo no pretende ser una explicación exhaustiva de qué son las máquinas moleculares. Para ello, hay disponibles en la web de la Academia explicaciones más sencillas (para no investigadores) y más complejas. Lo que pretendemos aquí no es más que dar unas pinceladas y hacer algunas reflexiones. leer más…
Yoshinori Ohsumi, el reciclaje hecho Nobel
En los últimos días ha sido galardonado el japonés Yoshinori Ohsumi (大隅 良典 Ōsumi Yoshinori) con el Premio Nobel de Medicina 2016 por sus descubrimientos de los mecanismos de la autofagia. Este proceso, exclusivo del dominio Eukarya (que entre otros, incluye a animales y plantas), permite a la célula reciclar parte de su propio contenido mediante su digestión en compartimentos especializados. leer más…
Nuevas sonoridades en el 5th World Music Festival de Praga
El estival es la época del año en la que tienen cabida una mayor cantidad de festivales de música y una de las ventajas que aportan estos eventos es que permiten al público conocer grupos y artistas que no suelen aparecer en las emisoras más comerciales, sobre todo cuando dichos eventos acercan la música que se interpreta en diversos lugares del mundo y que además tiene una conexión con su folklore.Tal es el caso del 5th World Music Festival que se celebró en Praga del 24 al 29 de agosto.
Pasear por esa bella ciudad y encontrarte con un festival con música diferente a la que se suele escuchar -y tan distinta a su vez entre la interpretada por unos participantes y por otros, cuyo rango de edad además era bastante amplio- es una auténtica delicia, sobre todo si quienes tocan son los componentes de grupos de culturas y músicas no tan usuales en la música occidental.En este festival hubo un ejemplo con el grupo V1MAST, formado por el (multi)instrumentista y cantante Viza K. Mahasa y el percusionista Vais Randi.
Se trata de un grupo de un país tan lejano como la República de Indonesia y se caracterizan por hacer una mezcla de estilos entre el pop-rock, la música electrónica y la música folklórica de su país. Aquí habría que recordar las sabias palabras de Wim Mertens que hace poco se recogieron en una entrevista: «Encontrar tu propia voz significa evitar la división obsesiva entre géneros de la música actual». Desde hace mucho tiempo se han fusionado estilos y tendencias pero ¿qué sucede cuando se aúnan músicas tan dispares para interpretarlas en un país con una tradición musical clásica y popular tan contrastante? Pues bien, ellos tocaron el día 25 y el 26 de agosto pero en este caso nos vamos a referir a la primera de sus actuaciones.
Una de las características de este conjunto es la energía y el buen ambiente que desprenden desde el escenario y la continua preocupación por implicar al público para que disfruten del concierto, lo cual consiguieron con ayuda de sus pegadizas melodías- algunas de las cuales, como Kurikulum Hatimu, no consigo sacarme de la cabeza desde que las escuché- y el singular acompañamiento que utilizan, ya que además del ordenador, la batería, y la guitarra eléctrica, combinan sus canciones con gamelán, angklung y sape dayak, los cuales hicieron las delicias del público asistente y de una servidora por sus formas y sus peculiares sonidos. Combinados con los instrumentos anteriormente mencionados da como resultado una textura singular pero, no obstante, bien empastada y le aporta un color inusual a canciones del estilo pop-rock.
Sin embargo, no todo fue alegría constante porque también hubo momentos más tranquilos propicios para la reflexión a través de canciones que hablan sobre los más vulnerables, esto es, los niños, como en la canción Race for Survival, obra compuesta por y para la carrera anual que realiza Save the Children. Además hubo guiños políticos por la libertad de su país, algo que muchos de los asistentes compartieron aunque fuesen de otras nacionalidades y lo cual provocó aplausos entre los espectadores mientras Viza mostró orgulloso la bandera de su país.
Fue un concierto divertido, un tanto inusual y que dejó un buen sabor de boca por la energía y la vitalidad de los integrantes de este grupo. Ojalá todos los artistas tuvieran tanto nivel de implicación en todos los sentidos.