por Elio Ronco Bonvehí | Oct 15, 2017 | Críticas, Música |
La Orquestra Simfònica del Vallès (OSV) es un caso excepcional en el panorama musical español. Se trata de la única orquesta del estado autogestionada por sus músicos, que son a la vez los propietarios. A pesar de ello (o quizás gracias a ello) su temporada presenta programas más arriesgados e innovadores que los de algunas orquestas públicas, con muchos más recursos pero acomodadas en el repertorio clásico. Esta temporada, sin ir más lejos, la OSV ha aparejado la 9a de Beethoven con un concierto para piano, batucada y orquesta de Ricardo Llorca, y ofrecerá una versión de Pedro y el Lobo con la participación de la compañia de hip hop Brodas Bros. Menos innovador pero igual de arriesgado -aunque por motivos distintos- era programar la majestuosa Sinfonía nº2, «Resurrección«, de Gustav Mahler. La magnitud de esta partitura pone a prueba cualquier orquesta que la aborde, especialmente si se trata de una orquesta con una plantilla de dimensiones moderadas como la OSV. Contó con refuerzos, por supuesto (además de maderas a cuatro y diez trompas, Mahler pide «el mayor contingente de cuerdas posible»), pero ello no resta mérito a que una orquesta que pocos años atrás lo más multitudinario que se planteaba era la Sexta de Chaikovski se atreva ahora con la «Resurrección«. Porque no se trata simplemente de buscar músicos de refuerzo; es el esfuerzo logístico y la cantidad de ensayos que requiere una obra para gran orquesta, coro y solistas. Y eso no depende de la calidad de los músicos, sino del tiempo y los recursos disponibles.
Junto a la OSV participaron el Cor Madrigal, la Polifònica de Puig-reig, y las solistas Anna Alàs (mezzosoprano) y Maria Espada (soprano), todos ellos bajo la dirección de Víctor Pablo Pérez. El director burgalés y la OSV se entienden muy bien, como ya han demostrado en anteriores colaboraciones, todas ellas con excelentes resultados (en estas páginas reseñamos precisamente una de ellas, con la Cuarta de Mahler). En esta ocasión ofrecieron una versión de gran calidad en la que Pablo Pérez dosificó la tensión con maestría durante los larguísimos movimientos y los músicos de la OSV volvieron a hacer gala de su contagioso entusiasmo y pasión por su trabajo. Imposible no emocionarse en el grandioso final, o en el cuarto movimiento «Urlicht«, que con la intervención de Anna Alàs y el delicioso acompañamiento de la OSV se convirtió en uno de los momentos más sublimes de la noche. Escuchando la voz de Alàs, homogénea y de timbre profundo, casi de contralto, uno no puede evitar imaginársela en otras obras de Mahler. ¿Qué tal los Rückert-Lieder con Alàs y la OSV para alguna temporada futura? Las intervenciones de la soprano Maria Espada en el quinto movimiento fueron satisfactorias pero menos impactantes, debido a la pérdida de consistencia que la voz sufría en el registro agudo. Los coros realizaron un gran trabajo, consiguiendo un sonido compacto y rico. El éxito fue absoluto, pero algunos asientos vacíos en el Palau de la Música plantean la cuestión de si la labor de esta incansable orquesta tiene la recompensa que merece. Quizás en el futuro dedicaremos algún artículo a analizar la supuesta cultura musical de una ciudad que tiende a priorizar los nombres y su supuesto prestigio por encima de la calidad de las propuestas.
por Elio Ronco Bonvehí | Oct 14, 2017 | Críticas, Música |
Al Cuarteto Casals le van los retos grandes y para celebrar su 20 aniversario han escogido uno mayúsculo: interpretar los 16 cuartetos de Beethoven en una sola temporada. El pasado agosto presentaron por primera vez la integral, y lo hicieron en la Schubertíada de Vilabertran, en una maratón de 5 conciertos en solo 8 días. Ahora la han presentado en l’Auditori de Barcelona en un formato de 6 conciertos (dos en octubre y cuatro en mayo) que repetirán a lo largo de la temporada en Londres, Berlín, Lisboa, Turín, Viena, Amsterdam, Madrid y Tokio.
Como parte de la celebración del 20 aniversario cada uno de los seis conciertos incluye una obra de estreno, encargada por el Cuarteto Casals. Esta espléndida iniciativa no solo promueve la creación de nueva música e incluye algo de variedad en un ciclo por lo demás monográfico. Al tratarse de obras compuestas especialmente para complementar los cuartetos de Beethoven es de esperar que queden bien integradas con ellos. Así sucedió por lo menos en el concierto del pasado 5 de octubre con el Cuarteto «Otzma» [footnote] Otzma se puede traducir como fuerza o fortaleza.[/footnote] de Matan Porat, programado junto a los cuartetos 6, 15 y 16 de Beethoven. La obra de Porat transmitía la sensación típicamente beethoveniana de la música que avanza imparable en una dirección definida, como si cada nota fuera inevitable.
El Cuarteto Casals demostró un gran dominio del estilo clásico, con una interpretación precisa, emocionante y, sobretodo, idiomática. Su versión de los cuartetos de Beethoven es sin duda de referencia y promete ser una de las sensaciones de la temporada. Quedan cuatro conciertos para vivirlo en directo, no se los pierdan.
Mención a parte merecen las notas de programa a cargo de Jonathan Brown, viola de los Casals. Nos hemos quejado muchas veces de la pobre calidad de los textos de los programas de l’Auditori. En esta ocasión es un lujo y un placer leer los penetrantes comentarios de Brown sobre de los cuartetos de Beethoven, mezclados con sus reflexiones -avaladas por 20 años de experiencia- sobre la esencia del cuarteto de cuerda como grupo de músicos.
por Elio Ronco Bonvehí | Oct 13, 2017 | Artículos, ReCiencia |
El Premio Nobel de Física 2017 no ha sido ninguna sorpresa. Desde que la colaboración LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory) anunció el 11 de febrero de 2016 la detección por primera vez de ondas gravitacionales, estaba cantado que el hallazgo se llevaría el ansiado galardón. Solo faltaba saber cuándo. (más…)
por Irene Serrahima Violant | Oct 12, 2017 | Críticas, Música |
El pasado 28 de septiembre, Steven Isserlis interpretó un repertorio muy estándar para violonchelo solo en el Palau de la Música Catalana, las Suites 1, 5 y 6 de J.S.Bach. La suites de Bach, al igual que la mayoría de obras de este compositor, se caracterizan no tanto por ser virtuosas, sino por las columnas sonoras que va creando la armonía y los momentos de tensión de las voces, que poco a poco construyen una estructura con un sentido y finalidad muy clara, al ritmo y estilo de la danza estilizada o preludio. No es una música que se pueda tocar a la ligera, sino que al contrario, está muy pensada y llena de detalles, y una mala interpretación o de manera superficial puede hacer creer al espectador que se trata simplemente de música «agradable y tonal», con lo que la obra pierde todo su significado. Isserlis le atribuye a las suites un significado espiritual, llamándolas «The Mystery Suites».
Al ser unas obras tan conocidas, nos encontramos con miles de versiones de las mismas, en las que los chelistas que deciden programarlas se debaten entre ofrecer una versión con aportaciones propias o (en su mayoría) seguir a una de las escuelas predominantes. Entres estas, destacan la romántica, que se ajusta a la tradición de Pau Casals (primer chelista que las tocó completas), y la historicista, sin vibrato y con arco barroco, con la opción de utilizar instrumento antiguo y cuerdas de tripa. La elección de cuerdas de tripa, sin embargo, conlleva un riesgo muy grande, ya que se desafinan mucho más rápido que las normales, porque tienden a perder la tensión muy rápido y dependen mucho de la temperatura ambiente. Además, el tipo de sonido difiere mucho del producido por las cuerdas metálicas, siendo menos brillante y con menos potencia y proyección. Por ese motivo, muchos solistas, aún optando por una interpretación historicista, conservan el instrumento y cuerdas modernas y como mucho tocan con arco barroco, que le da una «pincelada» antigua.
En cualquier caso, el intérprete que las quiera tocar, ha de ser consciente de que será comparado con otras interpretaciones y analizado de forma más rigurosa, que si de lo contrario, por ejemplo, hubiera tocado una obra del siglo XX-XXI, es el riesgo que conlleva tocar un estándar, y más un estándar a solo.
Steven Isserlis al parecer tocó con un la de tripa (según la información del programa) y le pasó factura. Su interpretación contrarió al público por la diferencia de calidad entre la primera parte (primera y quinta suite), que fue bastante pobre, con la segunda (sexta suite), mucho más inspirada. El motivo se podría atribuir al pánico escénico o a que tenía el violonchelo desafinado en la primera parte pero ¿es suficiente motivo para que un reputado chelista de fama internacional muestre tal irregularidad? A parte de la afinación, que fue el problema principal, fue aumentando la velocidad en una especie de stringendo contínuo -seguramente de forma inintencionada- sin permitirse respirar entre movimientos, ni que las frases terminaran por su propio peso o las notas resonaran. Incluso en los movimientos rápidos, como las gigas, no se distinguía el tipo de danza que era debido a la precipitación con la que se tocaron.
A pesar de esto, se pudo notar su sensibilidad musical por su legato y control de arco en las partes lentas, por ejemplo, en los movimientos I y II de la suite 1 o una idea general muy palpable y consolidada del carácter de las danzas, con sus ataques y articulaciones correspondientes, especialmente en las Gavotas y Courrantes, algunas veces llegando a sonar de forma casi rústica por su tipología de sonido. La afinación y la actitud respecto a la obra y al instrumento mejoraron drásticamente en la segunda parte. Parecía, sin exagerar, que otro chelista había llegado al escenario. La interpretación de la Sexta Suite fue mucho más pausada, musical y agradecida, y el público la recompensó con un gran aplauso.
por Elio Ronco Bonvehí | Oct 5, 2017 | Artículos, ReCiencia |
Empezamos octubre y en ReCiencia no podemos dejar de hablar de los Premios Nobel, que están siendo anunciados a lo largo de esta semana. Hoy mismo se ha desvelado el ganador del Nobel de Literatura 2017, Kazuo Ishiguro, mañana será el turno del Nobel de la Paz y, el próximo lunes le tocará al de Economía.
Tradicionalmente los premios de ciencias son los primeros en anunciarse, empezando por el de Medicina o Fisiología, que se anunció el lunes, seguido de los de Física y Química. El equipo de ReCiencia ya está trabajando en artículos dedicados a cada uno de ellos para contaros, de forma comprensible pero rigurosa, en qué consisten y que repercusión tienen las investigaciones galardonadas. Mientras tanto, os dejamos los anuncios oficiales:
Premio Nobel de Medicina o Fisiología 2017
Concedido a partes iguales a Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young, por sus descubrimientos de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano.
Premio Nobel de Física 2017
Concedido a científicos de la colaboración LIGO/VIRGO (la mitad del premio para Rainer Weiss, la otra mitad a medias entre Barry C. Barish y Kip S. Thorne), por sus contribuciones decisivas al detector LIGO y a la observación de ondas gravitacionales.
Premio Nobel de Química 2017
Concedido a partes iguales a Jacques Dubochet, Joachim Frank y Richard Henderson, por desarrollar la microscopía crio-electrónica para determinar la estructura de biomoléculas en solución.