por Elio Ronco Bonvehí | Mar 21, 2015 | Críticas, Música |
Para finalizar el ciclo el coro de la Radio de Letonia cedió el protagonismo a distintas formaciones corales del Palau de la Música, que brindaban así su propio homenaje a Arvo Pärt. Después de dos conciertos seguidos con uno de los mejores coros del mundo, programar un concierto con las fuerzas del Palau podría parecer cruel, puesto que el listón resulta simplemente inalcanzable. A pesar de eso, las formaciones dirigidas por Josep Vila, Pere Lluís Biosca y Glòria Coma no se amedrentaron y ofrecieron un concierto de gran nivel.El programa proponía un amplio repaso a la trayectoria de Pärt, desde los inicios de su etapa tintinnabular hasta composiciones relativamente recientes. A diferencia de los otros dos conciertos, en este los coros compartieron protagonismo con el órgano, que con sus dos intervenciones en solitario ofreció una pequeña muestra de la obra instrumental de Pärt, concretamente Pari Intervallo y Trivium. Escritas ambas en 1976 y por lo tanto inmediatamente posteriores a su conversión estética, representan la técnica tintinnabular en su esencia. Mercè Sanchis interpretó estás dos obras con la misma elegancia y precisión con las que acompañó a las formaciones corales en el resto de piezas con órgano. (más…)
por Elio Ronco Bonvehí | Mar 20, 2015 | Críticas, Música |
El segundo de los conciertos programados giró alrededor de una de las grandes obras del compositor estonio: la Pasión según San Juan. Esta obra, de más de una hora de duración, fue precedida por tres piezas notablemente más cortas. La primera de ellas, Solfeggio, del propio Pärt, es una obra previa a su periodo tintinnabular que, sin embargo, presagia algunas de las características de esta técnica: la simplicidad extrema del material usado y el protagonismo de las escalas. Solfeggio, como su nombre indica, se basa en solfear la escala de do mayor, con la particularidad de que cada nota se alarga hasta que la siguiente ha empezado, de modo que, salvo la primera y la última, cada nota se oye unicamente solapada con sus vecinas inmediatas. Por supuesto, el excelente Coro de la Radio Letona no tuvo ningún problema con las disonancias creadas por estas superposiciones encadenadas.
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por Elio Ronco Bonvehí | Mar 19, 2015 | Críticas, Música |
Por ciudades con una actividad musical abundante, como es el caso de Barcelona, suelen pasar grandes nombres durante la temporada: orquestas internacionales, directores y solistas de referencia, grandes cantantes… Son estos nombres, y no los de las obras y sus autores, los que suelen ocupar carteles, programas, artículos, anuncios e incluso las crónicas periodísticas posteriores. El homenaje que el Palau de la Música ha rendido a Arvo Pärt -en forma de tres conciertos y una conferencia previa- no solo ha aportado prestigio a la temporada musical de la ciudad, también ha logrado revertir esta situación y centrar la atención por unos días en el compositor y su obra. (más…)
por Marina Hervas Munoz | Mar 3, 2015 | Críticas, Música, Recomendaciones |
¡Cuántas formaciones quedan aún por explorar! Eso demostraron ayer el Blooming duo en su actuación en la Casa Elizalde de Barcelona. Esther Pinyol (arpa) y Ferran Carceller (marimba) (re)dignifican los grupos de cámara no habituales.
Empezaron con la primera pieza escrita para este conjunto, las Tänzerische Impressionen Op. 119 de Jan Koetsier, escritas en 1990, de cuatro movimientos. Tenían un carácter naïve. Koetsier todavía estaba anclado a las sonoridades de la melodía acompañada por el piano cuando pensaba en esta pieza, donde el arpa y la mrimba se intercambian el rol de acompañante y acompañado. Es decir, aún no había un verdadero impulso por buscar las peculiaridades sonoras de cada instrumento. En cuanto a la interpretación, nos dejaron unos planos pianos deliciosos, pero echamos un poco en falta un mayor contraste con las sonoridades forte.
La siguiente pieza, como el resto de las que completan el programa, es un encargo del Blooming Duo. Se trata de Video Games Music for Harp and Marimba (2014), de Marc Timon. Esta pieza recrea la música de Super Mario , Sonic, Donkey Kong y otros clásicos de los videojuegos. Al estar compuesta para estos insturmentos, al estar hecha ad hoc, pudimos ver una primera exploración de la riqueza sonora de su unión, que seguiría en crescendo a lo largo del concierto. De la obra, destacaríamos el primer y el cuarto movimiento, a saber «Super Mario Bros vs Sonic Reloaded» y «Angry Birds hate Candy Crush Saga». La combinación y diálogo entre melodías y personajes en las dos voces nos pareció realmente estimulante y la interpretación fue estupenda. No nos convenció tanto el segundo movimiento «Donkey Kong plays Tetris in the Caribbean». Pierde la tensión que deja abierta la primera pieza y se desinfla muy rápido. El bellísimo (por melodía y por interpretación, con todo el peso sobre Pinyol) «When Lemmings didn’t want to die…» (un homenaje que ya tardaba en llegar al momento trágico de los pobres Lemmings descendiendo sin remedio al abismo) no se merecía un final tan abrupto como el que le da Timón, por más que podamos interpretarlo como el símbolo de la caída de los Lemmings.
La Fantasía sobre temes populars catalans (2014), de Albert Guinovart, nos dejó un tanto fríos. Su construcción es repetitiva. Se basa siempre en los mismos elementos melódicos y de tempo, combinando rubatos y a tempos que resultaban al final un tanto forzados. No tanto por la interpretación de Blooming Duo, que antuvo el nivel de todo el concierto, sino por la propia petición de la partitura. Poco convincente. Algo similar nos pasó con El Peixet de Bloomington (2012), de Feliu Gasull, aunque mucho menos acusado. Gasull comienza con una fantasía melódica apabullante, muy interesante, pero se alarga demasiado. La comienza a desintegrar desde muy pronto y se alarga de manera un tanto artificial. No obstante, tuvo momentos brillantes y a nivel técnico fue excelente, tanto por la partitura como por la interpretación, especialmente en los pequeños fragmentos de semiostinatos de la marimba. Igualmente, encontramos un acierto la combinación arpa con percusión de agua. Atmosféricamente funciona muy bien. En un segundo se cambia d escena, el arpa se reinstala en otro lugar. Es una ganancia, desde luego.
La tercera pieza, Milonga en Scherzo (2014), de Andreés Serafini, así como la quinta, A través de la piedra (2013) de Joan Sanmartí, fueron las dos más interesantes y más respetuosas con las posibilidades de ambos instrumentos por separado y juntos. En la primera, a través del desarrollo y diálogo entre pequeños temas, se alcanzaba un edificio sólido y riquísimo. La pieza de Sanmartí, por su parte, jugaba con la creación de atmósferas sonoras. Lo mejor: las escalas descendentes en hiper pianísimo. ese fragmento demustra la delicadeza y el gusto que gastan Blooming Duo.
No se pierdan Blooming Duo: tienen mucho que mostrarnos.
Marina Hervás Muñoz
por Marina Hervas Munoz | Feb 9, 2015 | Críticas, Música |
DIRECCIÓN MUSICAL: Renato Palumbo
DIRECCIÓN DE ESCENA: Kevin Newbury
ESCENOGRAFÍA : David Korins
VESTUARIO : Jessica Jahn
ILUMINACIÓN: D. M. Wood
NUEVA COPRODUCCIÓN
Gran Teatre del Liceu, San Francisco Opera, Chicago Lyric Opera y
Canadian Opera Company
Orquesta Sinfónica y Coro del Gran Teatre del Liceu
Pollione
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Gregory Kunde
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8, 11, 14 y 17 Feb
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Andrea Carè
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9, 12 y 15 Feb
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Oroveso
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Raymond Aceto
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8, 11, 14 y 17 Feb
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Simón Orfila
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9, 12 y 15 Feb
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Norma
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Sondra
Radvanovsky
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8, 11, 14 y 17 Feb
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Tamara Wilson
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9, 12 y 15 Feb
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Adalgisa
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Ekaterina
Gubanova
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8, 11, 14 y 17 Feb
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Annalisa
Stroppa
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9, 12 y 15 Feb
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Clotilde
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Ana Puche
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Flavio
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Francisco Vas
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Copyright: Opera San Francisco / Cory Weaver |
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El estreno de
Norma (8 de febrero) era uno de los eventos más esperados de la temporada. No sólo porque es una ópera muy querida (más allá de la archiconocida «Casta diva»), sino porque contábamos con voces espectaculares y una puesta en escena por parte del Kevin Newbury,
escenógrafo que no suele dejar indiferente, algo que no había hecho más que generar altas expectativas. No las desfraudaron, desde luego, aunque hubo algunos aspectos que no estuvieron del todo a la altura. Los iremos detallando.
Nos sobreviene un escenario robusto, de madera oscura, con dos toros (?) mirándonos imponentes. Una portón que comunica el afuera y el interior, que a veces es la ciudad y a veces la propia existencia de Norma, su intimidad y conflicto interior y su responsabilidad civil. El primer acto empezó estático y con bastantes carencias de tensión por parte de los miembros del coro y los protagonistas. Era frío y poco pasional, algo fuera de lo deseable cuando se ponen sobre la mesa temas de guerra y enfrentamientos territoriales. Quizá por eso la actuación de Raymond Aceto estuvo un tanto agarrotada: no tenía hueco para sentirse cómodo entre el estatismo del coro que, a veces, parecía que posasen para un cuadro. Es una verdadera pena que a nivel interpretativo el coro fuese tan pobre, ya que a nivel vocal mantuvo durante toda la representación un nivel altísimo, con momentos bellísimos. Poco a poco, la tensión fue
in crescendo, con una calidad extaordinaria de Sondra Radvanovsky y Ekaterina Gubanova, ambas excelentes en todos los sentidos: sensibles, emocionales, duras y muy convincentes. Su proyección vocal y musicalidad fueron, quizá, los aspectos de su interpretación más notables, tanto solas como a dúo. Consiguieron alcanzar texturas similares en sus voces para empastar -casi como en un abrazo- en momentos como el «
Ah! si! fa core i abbracciami!«. Vimos a un frío
Gregory Kunde, que no fue sino hasta el segundo acto donde volvió a tener sangre en las venas. Vocalmente, aunque sus primeros compases no tuvieron la redondez de proyección a la que nos suele tener acostumbrados, enseguida volvió a su color. Verle era un tanto contradicctorio: cantaba de una manera pero se movía por el escenario de forma opuesta. Le vimos poco guerrero y poco amante hasta la escena final del segundo acto, donde supo derrumbarse junto a Norma de una forma muy brillante. Pero un poco tarde.
El segundo acto mantuvo el sabor del final del primero. Parece que en los veinte minutos del descanso hubo una reflexión sobre los errores del primero y se fue muy consciente de la necesidad de poner en movimiento el espectáculo. Volvió la fuerza y vimos, por fin, una Norma acompañada por personajes a la altura de su tragedia. Norma, que es una mujer llena de contradicciones y con la carga de lo peor de los dos mundos al que pertenece (al divino, por tener que tomar decisiones que afectan a un pueblo entero; al humano, por sufrir sus desvelos e imperfecciones), necesita un marco en el que desatar el conflicto del triángulo amoroso y las consecuencias políticas del amor prohibido.
Echamos un poco de menos más preciosismo en la escenografía, que explotaba mucho sus claroscuros y sus momentos tétricos, pero que sólo creo contrastes tonales al inicio de la ópera con los árboles blancos, de una elegancia exquisita. Sin embargo, pese al juego visual que mostraba árboles sanos y altos al principio y esos mismos árboles talados al final del mismo como metáfora del desgarramiento de Norma al saberse traicionada, nos faltó explotar esos momentos de contrastes y de relato visual. Por ejemplo ¿por qué la hoguera de Norma es en un toro de madera? Pese a que estéticamente funciona, no parece tan clara su función semántica.
Y ahora viene lo que definitivamente es inaceptable: los problemas de afinación de la sección de vientos en la orquesta. No sé si fue la calefacción u otro tipo de problemas pero, desde luego, no estuvo a la altura de una orquesta profesional. Cabe destacar, no obstante, la calidad de los solos de clarinete y flauta, con una excelente compenetración con los cantantes y la lógica discursiva. En este sentido, también debemos destacar a la sección de cuerda y, especialmente, a los bajos y chelos.
Pese a estos elementos negativos, el balance es más que positivo. Lo que intentamos destacar es que podría haber sido una ópera muy redonda sin esos descuidos que parece que obedecen a una discrepancia de comprensión de la obra entre los intérpretes. Muy merecida fue la gran ovación que le otorgó el Teatre del Liceu a Radvanosky, que tuvo al público hasta el final con el corazón en un puño y mantuvo todo el tiempo la concentración para una interpretación impecable. Muy recomendable.