Siempre resulta extraño leer una reseña de un videojuego que lleva ya casi dos años en el mercado (fue publicado el 14 de enero de 2014). Aún así hemos creído adecuado publicar esta reseña, pues está anunciada la publicación de la segunda parte de esta trilogía para finales de este año, a pesar de no haber sido confirmada la fecha exacta.
The Banner Saga era uno de los miles de proyectos del mundo de los videojuegos presentados en Kickstarter (o plataformas similares) que se encontraba en busca de fondos para poder ser financiado. El proyecto gustó, imaginamos que auspiciado por el auge actual en el mercado de la estética vikinga. Finalmente consiguió reunir ocho veces más fondos de los que habían pedido.
En el producto final se ve claramente un buen uso de esos fondos. El majestuoso uso de la música, combinado con unos excelentes paisajes montados a modo de sombras chinas, crean una atmósfera tan brillante que envuelven al jugador de forma que éste es capaz de ponerse en el lugar de los personajes del juego y experimentar las mismas sensaciones que éstos.
La primera parte de esta brillante atmósfera se debe a la calidad de la banda sonora del videojuego, compuesta por Austin Wintory. Este versátil y premiado compositor nos deleita con una elección muy tradicional de instrumentos y de sus representaciones (la trompa, para los héroes, mucha percusión para las batallas y la presencia de los enemigos; todo con motivos muy característicos) con la creación de varios temas para los puntos más importantes de la historia, tal como él mismo explica.
A pesar de lo elaborado de la música, ésta no rompe la barrera mágica de cualquier banda sonora de un videojuego; es decir, no distrae la atención del jugador del juego, la acción, los diálogos y la historia. Seguramente por este motivo nos encontramos ante un importante componente de la envolvente y exquisita atmósfera de The Banner Saga.
El diseño gráfico y artístico del videojuego ha ido a cargo de un miembro del equipo de Stoic: Arnie Jorgensen. Siguiendo a este artista gráfico, se ha creado un mundo lleno de detalles estáticos que en ningún momento transmiten esa sensación. El constante movimiento de la escena principal nos evita la sensación de estancamiento en todo aquello que nuestra retina puede capturar de la pantalla. El solo hecho de disfrutar descubriendo nuevos detalles en escenarios ya visitados, hace que merezca la pena volver a jugar The Banner Saga.
A nivel de jugabilidad, el videojuego está compuesto por cuatro partes: guerra, diálogo interactivo, logística de la caravana y combates tácticos. Siendo el combate táctico y la gestión de la caravana los elementos principales del juego, los desarrolladores de Stoic han sabido equilibrar muy bien la dificultad y la interacción, entre estas dos partes, usando el sitema de la reputación: la “moneda” del juego. En cada parada, el jugador debe decidir entre mejorar sus personajes, aumentando su poder y habilidades para poder adaptarse a la creciente dificultad de los combates; o comprar suministros para la caravana, lo quw le permitirá evitar deserciones y una caída de moral que afecte tanto al combate táctico como a la fase de guerra.
Me gustaría hacer un poco más de énfasis en el combate táctico. Personalmente, encontré muy interesante el hecho de centrar el juego en sólo dos estadísticas principales: la fuerza y la armadura. El resto de estadísticas de los personajes giran alrededor de estas dos, lo que las hace más fuertes.
En la parte de las decisiones resalta positivamente el trabajo en guión hecho por Stoic. La parte del juego representada por The Banner Saga está repleta de diálogos y decisiones con una gran profundidad y trascendencia en el juego. No es extraño ver personajes principales precipitarse al abismo o morir en combate a causa de decisiones tomadas por el jugador y provocadas por los sentimientos que la atmósfera genera en él.
De esta forma se consigue compensar la sensación de juego corto que uno podría tener una vez finalizada la historia. El juego en sí no es corto, pero esta sensación es una consecuencia directa producida por la decisión del equipo de plantear el juego como una trilogía, donde The Banner Saga es el primer episodio.
Así pues, mi conclusión es favorable a este videojuego, destacando especialmente la música y el diseño artístico como los elementos más positivos, seguidos por la jugabilidad y el diseño de los niveles.
Los únicos aspectos negativos a destacar por mi parte son la duración del videojuego y la sensación de cierta montonía en el combate, una vez descifradas sus distintas dinámicas. Aún así, ese factor se ve menguado por la posibilidad de jugar varias veces, obteniendo resultados distintos según la toma de nuestras decisiones. En general, recomiendo encarecidamente este videojuego a todos aquellos en búsqueda de algo más que una acción frenética y unos gráficos realistas.