En toda historia y expedición, hay momentos para celebrar. Y los científicos, sí, esos señores con bata, tubos raros y a veces, botas de monte, chaquetas para el invierno y gorro, también celebran cumpleaños, fiestas, eventos o… la alegría de que ese experimento que llevas 5 meses preparando haya salido bien. Esto es, los científicos (¡oh! ¡Sorpresa!), al igual que el resto de las personas, celebran cosas y de hecho, lo hacen bien. Sólo piensen ustedes que son las mentes más alocadas de la humanidad (que me disculpen los artistas) y que normalmente no suelen salir mucho (ya saben, muchas horas metiendo datos en el ordenador).
¡Pero bueno! Se preguntarán a que viene toda esta introducción si ustedes han venido a leer sobre unos señores de expedición en mitad del Mar de Noruega. Permítanme que les explique. Aprovechando las señaladas fechas en las que nos encontramos, Navidades, fin de año y venida del siguiente, hemos decidido dejar a nuestros navegantes en mitad de su viaje y explicar cómo se celebran las cosas cuando uno está en un barco y en mitad del mar sin ningún puerto a mano.
Lo primero, a los noruegos les gusta celebrar, todo, y mucho. Y cuando se está en el mar, en mitad del invierno (la pesca del bacalao es lo que tiene), y la oscuridad te cubre como un manto y no hay luz del sol que alegre el día, se celebra hasta la más mínima circunstancia. Corren rumores de que antaño se celebraba hasta la primera vez que el capitán bajaba a cubierta. Celebraciones que llevaban acompañadas sus buenas raciones de Akvavit (Aquavit para los amigos) o cerveza. Se celebraba tanto que los rumores hablan de barcos a la deriva en mitad del caos etílico cuando Hjalmar Andersen ganó 3 medallas de patinaje de velocidad en aquellas Olimpiadas de invierno en las que Noruega (obviamente) ganó el mayor número de premios en 1952. Pero claro, todo esto son rumores, mencionados en voz baja y con una sonrisa nostálgica en la boca. Desde más o menos finales de los 80 está terminantemente prohibido consumir bebidas alcohólicas por las tripulaciones de cualquier clase de embarcación con bandera noruega. ¿No alcohol? Así es, ni una gota cuando el barco está fuera de puerto (cuando está en puerto, y si no te toca turno de trabajo, puedes bajar al bar más cercano, pero esa es otra historia para otro capítulo). Para que se den cuenta ustedes del nivel de paranoia respecto a las bebidas espirituosas y derivados, el capitán está obligado a llevar un registro de todo el alcohol medicinal (si, ese que viene en botellitas blancas y sirve para desinfectar) que se usa no vaya a ser que alguien se lo beba (que no sería la primera vez).
Pero volvamos a las celebraciones, qué nos quedamos mirando las gavias (ya que en el mar no hay ramas). Lo más normal en los barcos son los cumpleaños. La lógica y la estadística establecen que habiendo 20-30 personas a bordo alguien cumpla años en algún momento. La celebración suele consistir normalmente en un pastel o comida especial preparada por el chef (que a veces hasta pregunta lo que uno quiere). Esto puede parecer poca cosa pero alegra la monotonía de la dieta de los barcos. Además del ágape, el afortunado (ya que a las mujeres a bordo se les respeta más) se convierte en objeto de diferentes bromas. Desde cambiarle el café por agua cuando no mira hasta meterle un pescado pequeño dentro del traje (normalmente ya muerto, que muerden). A las mujeres, que normalmente son menos e investigadoras, se las hacen bromas más suaves como echarles mucha azúcar en el café o sal en el agua durante la comida.
Además de los cumpleaños, en los barcos se suelen celebrar también eventos importantes de la vida marinera. Entre estos cabe destacar el primer y el último lance de la campaña. El primer lance tiene que ser perfecto. Y no me refiero a la cantidad pescada, sino a que todo, la técnica y el arte tiene que salir a la perfección. No hay nadie tan supersticioso como un marinero, y un mal primer lance puede poner una nube de pesadumbre a lo largo de toda la campaña. ¿Y de qué manera se hace un lance perfecto? En silencio. Sobre todo en silencio. Las órdenes son cortas y quedas y la tensión se nota en el ambiente. El último lance es todo lo contrario. El ambiente relajado, lleno de bromas y con canciones, señala el final de cualquier campaña y alegra el espíritu para la larga travesía a casa.
Pero no podemos olvidarnos de la Navidad. ¿Cómo se celebra la Navidad en los barcos pesqueros de noruega? En casa. Suena a broma, pero pocos (por no decir ninguno) saldrán a faenar el día de Navidad. No obstante, en el caso de las embarcaciones escandinavas (y seguro que en otras también), se celebra una falsa navidad a bordo los primeros días de Diciembre “en familia”. Para ello, se come los tradicionales Ribbe (costillas de cerdo) o el muy tradicional plato Noruego, Pinnekjøtt. Este último consiste en costillas saladas y secas (a veces ahumadas) de cordero. Se cuecen y se acompañan con patata hervida y un puré de diferentes tubérculos (el chef no nos quiso dar su receta secreta). Para los amantes del pescado, existe la muy poco recomendable (a la opinión del autor claro) opción de comer Lutefisk. Este plato consiste en pescado (normalmente bacalao o eglefino) “marinado” en agua y lejía durante unos meses. Se acompaña también de patatas, bacón, guisantes y mostaza (para darle sabor, o quitárselo). Como no se puede beber alcohol, normalmente se acompaña la cena con zumo de manzana. A veces, si el chef se siente generoso, durante diferentes días de diciembre también es posible comer Multekrem (crema y arándanos) o Småkaker (galletas de navidad). Y claro, no todo se queda en comida. Los marineros son gente imaginativa, y manteniendo las normas de seguridad, decoran sus cascos con gorritos de papa Noel y a veces incluso una flor o una lucecita pequeña. El barco no se suele decorar ya que aún no es navidad (y daría mala suerte), pero aparecen pequeños platos de galletas de jengibre y tanto el t como el café se suelen especiar con canela y otros aditivos legales. Además, es muy común ver un gran número de jerséis de lana con diferentes adornos Navideños.
Sigan ustedes ahora disfrutando de las fiestas y sobre todo, aguarden con ganas la siguiente narración de nuestros intrépidos marineros en las aguas del Ártico.