La XXXIV edición del Festival de Otoño a Primavera trae al teatro Canal “Orlando” de Guy Cassiers, adaptación teatral de la novela homónima de Virginia Woolf. El festival continúa trayendo a España composiciones teatrales de primera línea en el panorama dramático internacional. Guy Cassiers, uno de los directores con más renombre a nivel europeo y mundial en cuanto a innovación y teatro experimental, nos trae desde Bélgica esta propuesta, interpretada en holandés con traducciones a cargo del gobierno de Flandes.
La pieza se construye a partir de la obra “Orlando”, de Virginia Woolf, publicada en 1928, y narra la biografía de la vida de un joven aristócrata Inglés y sus peripecias a lo largo de 4 siglos de historia, desde la época isabelina hasta el presente (el año de publicación de la obra). En esta novela la autora trata temas controvertidos para la época como la homosexualidad, la transexualidad y la situación de la mujer, e inspira parte de su relato en la vida de su amiga y amante Vita Sackville-West.
Guy Cassiers y Katelijne Damen, única actriz de la obra que hace las veces de narradora y biógrafa, ponen en escena esta inusual propuesta que funde fondo y suelo en un todo, como si de un mismo libro se tratara.
Los distintos parajes del texto de Woolf son ilustrados a través de proyecciones en una pantalla al fondo del escenario, que recoge imágenes grabadas de unos paneles móviles situados sobre el suelo. Sin duda una de las imagines más espectaculares es lo que parece la bóveda interior de la catedral de Constantinopla, y que contextualiza el pasaje del libro en el que Orlando ejerce como embajador del rey en la capital del antiguo Imperio Turco.
Katelijne Damen ofrece a los “lectores” la posibilidad de avanzar con ella en la narración, moviéndose por el escenario como si fuese las mismas palabras de un libro, saltando de página en página. A pesar de ser una obra en versión original, la actriz es capaz de que el público empatice con ella. Para ello se vale de su voz, cuerpo y ritmo, y ayudada por la música de fondo que le acompaña consigue dar énfasis y trasladar sensaciones al público, al que incluso consigue hacer reír hasta en un par de ocasiones.
No obstante, y pese a la brillante ejecución de escenografía y texto (fiel al original), esta propuesta no es un producto para el gran público, tanto económica como culturalmente, pudiendo ser considerado en ambos sentidos teatro de élite. Además, pese a su estética elegante habría que cuestionarse hasta qué punto una obra que se apoya en la indisolubilidad entre texto e imagen es adecuada para un público que no domina la lengua utilizada. La dificultad de leer y seguir a la vez lo que pasa en el escenario hace que perderse sea fácil, lo que añade dificultad a que una obra de carácter experimental pueda enamorar al público medio.
La obra se va del Teatro Canal y no parece probable que se vuelva a representar en un futuro próximo, no obstante es recomendable para quienes quieran experimentar con nuevos modos de hacer teatro. Sin embargo, aquellos que busquen algo más accesible en términos de entretenimiento o para quienes la sustancia juega un papel más relevante que la forma se pueden ver defraudados por esta propuesta, ya que, y ese sea quizá sea el único pero de la representación, en cuanto a contenido no aporta nada nuevo.