(Foto sacada de: www.t13.cl/…berlinale)
Reporte de algunas películas presentadas en el Festival Internacional de Cine de Berlín 2017. Por Camilo Del Valle Lattanzio y Javier Santana Ramón.
- Forum
Forum, uno de las más aclamadas secciones del Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale), ha tenido este año un gran énfasis en el cine hispanoamericano. Entre algunas de las películas presentadas está el filme argentino del director colombiano Vladimir Durán Adiós entusiasmo. Esta película teatral, de una intensidad extraña y hasta deprimente, ha sido claramente uno de los highlights de Forum. Adiós entusiasmo retrata la vida de una familia destrozada en la que la ausencia de los padres marca el ritmo de su cotidianidad: el padre permanece en la memoria como una historia olvidada, mientras que la madre toma un lugar ausente y presente a la vez, encerrada en un cuarto de la casa. La razón del encierro (corazón negativo y ausente del filme) no se revela en ningún momento, más bien sirve como el centro vacío u hoyo negro sobre el que gravitan los dramas de las hijas y el hijo huérfanos en un apartamento de Buenos Aires.
En el marco de Forum se presentó igualmente un filme que parecía rayar con el proceso de comercialización que ha venido experimentando la Berlinale desde hace unos años: El teatro de la desaparición de Adrián Villar Rojas se salió del esquema del festival y presentó un exquisito filme contemplativo. La película es una especie de investigación antropológica por medio de imágenes que logra introducirse en un paisaje donde la historia natural y la humana se entremezclan.
- Panorama
Panorama, la sección de la Berlinale con un enfoque en diversidad sexual y de género, prestó de igual manera que Forum una gran atención al cine hispanoamericano. El documental sobre la legendaria cantante costarricense Chavela Vargas, Chavela de Catherine Gund y Daresha Kyi, fue recibido con gran entusiasmo por el público. La emotiva película recorre la vida de la cantante deteniéndose especialmente en sus debilidades, en su tragedia y su soledad: detrás de la fachada de la “Ronca de Oro” se escondía una militante en contra de la misoginia y a favor de los derechos de la libertad sexual, una alcohólica rehabilitada cuya fuerza emergía de las profundidades de la melancolía, de una voz que se quebraba en cada momento como muestra de una vida en efervescencia sobre el escenario. El documental, a pesar de su baja calidad, marcó raya y dio mucho de qué hablar en el festival.
Dos grandes personajes de la escena cinematográfica queer de Berlín fueron protagonistas este año en el festival: me refiero al director de culto Bruce LaBruce y su musa alemana, la espectacular Susanne Sachsse. Este año LaBruce se presentó con dos películas que apuntaban muy alto y se quedaron en la mitad: con The Misandrists trató de presentar lo que debía ser una “feminist movie”. Sin embargo el filme termina siendo lo más fálico posible: el drama giraba en torno a la ausencia del pene en una correccional donde el culto a la mujer debía curarlos de la tragedia del patriarcado. Las únicas escenas explícitas de sexo (una especialidad de LaBruce) se limitaban casi únicamente a las homoeróticas entre hombres, por otro lado el sexo lésbico se presentaba a manera de postre o de rareza. En general se puede decir que el propósito de una película lésbico-feminista fracasa en un filme donde la mano masculina y gay del director está más presente de lo que debería estarlo; donde su poca seriedad al momento de abordar este tema da la impresión de un intento de ridiculización.
Por otro lado Ulrike’s Brain, la otra película de LaBruce protagonizada también por Sachsse, trata de analizar el terrorismo político desde sus dos extremos partiendo de la reciente historia alemana: el neonazismo y la guerrilla del RAF. La poca seriedad y el trato superfluo de temas tan complejos y delicados de la historia alemana por parte de un director estadounidense dejó un sinsabor desagradable. Las dos perspectivas externas de LaBruce, que tratan de dejar huella en el feminismo y en la elaboración de la historia reciente alemana, se quedan en eso, en una visión externa y superflua, llena de clichés y elaboradas con una infantilidad inaudita. El fracaso de LaBruce en la Berlinale radica en una ligereza y un tono burlesco que llegaron a insultar a más de uno. Si no hubiera sido por la radiante participación de Susanne Sachsse en sus dos películas, el tedio hubiera sido tan grande que la sala en su totalidad hubiera abandonado el teatro mucho antes del final.
Panorama también fue el marco para una de las películas más perturbadoras de los últimos años, Pieles del actor y ahora director español Eduardo Casanova. El color morado y rosa son el tono de fondo de una película sobre deformidades cutáneas y sus consecuencias en la vida social de cada uno de los individuos. Por más de que la temática prometía un filme abismal, este terminó siendo un intento más de llamar la atención, respondió a un claro programa de marketing: la temática quedó en su superficialidad de controversia. Sin embargo, es claro que este filme va a dar mucho de qué hablar sobre todo en el mundo hispano.
- Competición
En competición se encontraba una película que por su importancia política no pudo pasar desapercibida. Una mujer fantástica del chileno Sebastián Lelio retrata el drama de una mujer transgénero en una sociedad ahogada en la ignorancia sobre la diversidad de género. Marina tiene que afrontar la transfobia que no deja entender que su relación con su fallecida pareja era tan sincera e importante como cualquier otra. En un Chile o una Latinoamérica donde toda persona transgénero es vista como una perversidad, como una anormalidad que no puede ser tomada en serio, el mostrar el drama de esta mujer parece responder a una urgencia inminente. Sin embargo, la película no logra mucho más que esto: hace parte de una agenda política necesaria en el mundo hispano. La fabulosa Daniela Vega fue sin embargo la estrella que más brilló en la Berlinale, su participación fue un éxito rotundo.
Desde Portugal trae la directora Teresa Villaverde su película sobre la depresión económica portuguesa, Colo. Este lento y hermosísimo filme lleva al espectador de la mano hacia el abismo de una familia y sus problemas económicos. Aunque todos se encuentren bien de salud, Villaverde muestra de cerca las enfermedades psicológicas ocasionadas por el dinero. Una familia compuesta por madre, padre e hija, se ve desmoronada en un Lisboa que no les promete una pronta estabilidad. Cada uno de los personajes se ve entonces atrapado en un drama individual donde el rescate parece encontrarse en la soledad misma: si una familia no puede mantenerse unida a flote solamente queda el rescatarse de cada uno por su lado. El deshilachamiento de una familia por el dinero, ese es el tema de la hermosa película de Villaverde.
También en competición nos encontramos el documental de una de esas figuras que representan accidentalmente el clima de una época: Beuys de Andres Veiel. Se trata de un documental sobre la polémica figura del artista, teórico artístico y político alemán Joseph Beuys, figura clave de los setenta y ochenta alemanes. Conocido por su “concepto de arte ampliado” (decía no considerarse artista a excepción de que todos seamos artistas), Beuys era una figura provocadora e irreverente que lucía en debates públicos sus dotes retóricas y un inflado ego aderezado con el carisma de un popstar. Mucho de lo que dice nos suena hoy a palabrería barata, de artista que recurre a clichés, pero acaso porque él contribuyó a asentar precisamente la imagen del artista que luego degeneraría en tales clichés. Para los que no estamos familiarizados con el personaje ni con la historia de la Alemania de los ochenta, no puede caer sino como una sorpresa el descubrir que Beuys fue uno de los fundadores del partido de los verdes, acto que él también veía como un gesto profundamente artístico. El documental sabe mantener el interés del espectador racionando hitos de la personalidad de Beuys (conversaciones hilarantes, momentos absurdos…) con narración más propiamente histórica y consigue la rara combinación de entretener y formar a la vez con un producto de calidad.
El toque castizo de la competición nos lo aporta Alex de la Iglesia con una película que no sorprende, pero sí convence. El Bar es un film que transcurre enteramente en un bar de Madrid: la trama comienza cuando un cliente del bar sale y es disparado (parece ser que por un francotirador). Todos los transeúntes desaparecen y, cuando otro cliente del bar sale a intentar socorrer al primero, también recibe un disparo. El pánico cunde entre quienes quedan en el bar que comienzan a dudar los unos de los otros y a especular sobre las razones por las que esto ocurre: en la televisión no dicen nada y no se ve un alma por la calle. La película evoluciona progresivamente manteniendo en todo momento la tensión al máximo y no deja respirar a un espectador que quiere saber qué demonios ocurre y que a la vez se sorprende de ver cómo los personajes se acusan entre sí sin ningún tipo de motivo más allá de la mera sospecha irracional. La fórmula no es nueva ni tampoco está desarrollada con ningún tipo de novedad narrativa, pero unos personajes bien perfilados y su indudable comicidad típicamente española hacen de la película una mezcla irresistible.
Desde Japón nos llega la nueva película de Sabu, que poco a poco se va convirtiendo en uno de esos directores habituales de la Berlinale. Su cinta Mr. Long sorprende a medida que se va desarrollando: lo que comienza como la típica película sobre mafias asiáticas y asesinos a sueldo evoluciona en una historia de superación sobre Mr. Long, este asesino de Taiwán que al no lograr asesinar a su víctima se integra en un pequeño barrio de Tokio y conoce a personajes que de una forma u otra se han visto afectados por la mafia. Todo se decora en el contraste entre la personalidad fría y seria del protagonista (típica virtud del héroe moral asiático) y los personajes secundarios cómicos que evitan que la película se tome demasiado en serio a sí misma. Mr. Long es salvado por un niño pequeño que le da comida y ropa, y que acaba necesitándolo mucho más a él para salvar a su madre de la drogadicción y la prostitución. La historia que se entreteje entre conversaciones en chino y en japonés que se mezclan y cortocircuitan consigue consumarse con una carga emotiva clara.