Hace unos días estuve viendo una película del pasado año 2016: «10 Cloverfield Lane». Lo cierto es que este film pasó desapercibido para mí cuando se estrenó hace algo más de un año. Pero creo que la historia que cuenta es interesante de reseñar, pues presenta un gran giro y sorpresa final.
Dado el tipo análisis que quiero realizar de la película, creo poder decir que, más bien, me dirijo a personas que hayan visto este film y que quieran leer una impresión al respecto.
Una vez realizada la pertinente presentación y los correspondientes avisos, quisiera explicar porque considero, como sugiere el título de este post, quecon 10 Cloverfield Lane nos encontramos ante una comedia inesperada.
10 Cloverfield Lane narra la historia de una chica que, después de sufrir un accidente de coche, se despierta recluida y atada en un sótano. Allí, se encuentra a su captor que, más bien, se considera a sí mismo como su salvador. Éste no para de insistir en que le ha salvado la vida, dado que ahí fuera (en el mundo externo al tremebundo búnker que tiene él montado) se ha desatado una suerte de conflicto por parte de los rusos, los extraterrestres o vete tú a saber quién. Lo más importante no es el quién sino el qué: el aire exterior es presuntamente tóxico. Por esa razón, ni su captor, ni ella podrán salir de allí en, tal vez, 1 o 2 años.
Obviamente, estas explicaciones levantan las suspicacias de la protagonista. Todo parece una estratagema de un secuestrador o, aún peor, el delirio de un loco. El encuentro con una tercera persona en el búnker que dice haber entrado allí por su propia voluntad complica las cosas.
Después de varios intentos (fallidos) de huida, nuestra protagonista decide dar un voto de confianza a su obligado anfitrión cuando consigue entrar en contacto con una persona del exterior que, ensangrentada y desesperada, le insiste en que le deje entrar en el búnquer. Todo hace indicar que hacer eso no puede ser una buena idea. Este extraño suceso, como decía, ahonda en la confianza de que, pese a sus rarezas y su tendencia al autoritarismo y la paranoia, quizás su captor sí que esté velando por la integridad de las personas que habitan ese refugio.
Sin embargo, la película vuelve a virar. La protagonista acaba sabiendo que su captor fue el responsable de su accidente. La explicación de éste es que, debido a las prisas por llegar a tiempo al escondrijo, tuvo ese percance. No era su intención pero, para compensarlo, decidió salvarle la vida. Sin embargo, todos los indicios apuntan a que ella no fue la primera persona en vivir ahí bajo ese régimen. Al parecer, su anfitrión tenía una consumada experiencia reteniendo personas a las que, presuntamente, les ha salvado de algo mucho peor que sus excentricidades.
Pero lo que convierte esta historia en una comedia inesperada es, definitivamente, el desenlace final. Nuestra protagonista consigue huir de ese lugar espantada ante las atrocidades de su captor y lo inverosímil de sus excusas.Y en ese preciso instante: sí, efectivamente, la Tierra se halla en medio de una invasión alienígena. Sí, era cierto: su secuestrador le había salvado la vida. Pero, probablemente, lo hizo sin pretenderlo. Tantos años de conspiranoia, tantos delirios de que el mundo se estuviera hundiendo… Y al final, sí, efectivamente: llegó el momento de la coincidencia. El mundo giró para darle la razón y hacer reflexionar sobre si, realmente, su locura no era ya tan locura.
El efecto cómico es claro: uno esperaría que lo imposible siguiera siéndolo. Que el cauce habitual de las cosas no dejara dudas y deslegitimara totalmente al captor. Pero en un mundo al revés, este presumible sociópata, quizá fuera más útil que nunca.