“Que veinte años no es nada” cantaba el zorzal criollo en el tango “Volver” y cien ya comienzan a serlo, así que cuando se cumplen hay que celebrarlo por todo lo alto. Por tal motivo, la sección de música de la biblioteca de Cataluña ha organizado una exposición conmemorativa, junto con una serie de eventos anexos para festejar este primer centenario de existencia.
Fue Felip Pedrell el que persistió y logró el nacimiento de lo que ahora es la sección de música de la Biblioteca de Cataluña, y no es solo la fundación de un mero archivo, lo que se inició en el año de 1917, sino algo mucho más trascendental para la vida cultural de nuestro país: el estudio, publicación y difusión de un repertorio musical de enorme calidad escrito siglos atrás y que era absolutamente desconocido. Siglos de música de enorme factura se habían perdido ya de manera irremediable. El poco cuidado, las guerras y hasta la mala suerte desangraban al país y destruían el enorme legado musical con que se contaba. Gente como Pedrell taponaron esta sangría y con los aun numerosos restos, se inició un camino de trabajo abnegado y muy profesional. Es, de hecho, el trabajo de maestros como el mencionado Pedrell, Anglès o Gerhard entre otros nombres igualmente importantes, que dieron carta de nacimiento a la musicología moderna en España.
Me gustaría insistir en que no solo es guardar un enorme volumen de manuscritos de mayor o menor importancia, no es esto un cementerio de elefantes, es analizar los textos, conservar los originales para futuros estudios, hacer nuevas ediciones que puedan ser interpretadas por los músicos del momento, generar estudios que contextualicen las obras y un largo etc que podría ser resumido en: conservar, actualizar, y difundir el acervo musical de un país tan antiguo y prolífico como el nuestro.
La exposición mencionada estuvo abierta al público en las instalaciones de la biblioteca desde el 18 de octubre hasta el pasado 19 de diciembre y algunos de sus contenidos están disponibles aun en la red. Para la clausura de la exposición abierta al público se organizó un concierto en la Sala de Llevant de la misma institución en que se ejemplificaban en siete apartados bien diferenciados los diversos periodos de trabajo por los que había pasado la sección de música. Así por ejemplo se iniciaba con el título “Antecedentes y pervivencia de la investigación musicológica: del Cancionero de Barbieri a los Monumentos de la Música Española “y tras los atinadísimos comentarios introductorios del musicólogo Daniel G. Camhi encargado de la muestra documental y de los comentarios anexos a la música, el ensamble vocal Cantoría interpretó tres obras integradas en el famoso Cancionero Musical de Palacio.
El planteamiento del concierto fue el mismo, a lo largo de las siete etapas, pudimos disfrutar de los comentarios siempre interesantes de Camhi y después de pequeñas muestras del acervo de nuestra biblioteca siempre interpretados por el ensamble Cantoría que además contó con la colaboración del vihuelista Giovanni Bellini que interpretó tanto repertorio para su instrumento solo, como acompañando al ensamble vocal.
Que gusto fue disfrutar de un repertorio tan bello, por jóvenes con tanto talento. El balance justo, la dicción precisa, la afinación perfecta y un largo etcétera son características que definen a este novísimo conjunto de músicos egresados del ESMUC. Con razón fueron definidos por el Jefe del departamento de música antigua del ESMUC, el maestro Xavier Blanch al inicio de la jornada, como una de las joyas de su departamento. Sinceramente, la frescura con que fluye la música, la simpatía y la empatía que establecen con el público es algo muy destacable en ellos, todo esto que podría ser calificado de superficial es solo el envoltorio amable de un trabajo serio, muy profesional y que esconde un profundo amor por la música, algo que se agradece mucho en este mundo musical actual donde las querencias van muy en otras direcciones, dijéramos más pecuniarias. La juventud de sus integrantes nos hace albergar el convencimiento de una larga y exitosa carrera que de acuerdo al currículo repartido, ha iniciado ya su andadura. El maestro Bellini estuvo igualmente estupendo, mostrando una técnica muy sólida, buen gusto y sobre todo una enorme musicalidad. Grandes músicos, que están por darnos enormes satisfacciones en el futuro.
Llegados a este punto, es dónde hago votos para que se genere un círculo virtuoso entre jóvenes músicos tan bien preparados como los que tuvimos la oportunidad de escuchar y son solo una pequeña muestra de una generación de intérpretes maravillosamente bien formados y con ganas de hacer las cosas bien, e instituciones como nuestra Biblioteca de Cataluña. Porque si bien es cierto que esta institución lleva ya cien años de dedicado trabajo, los jóvenes músicos ahora han de difundir esta música que aquí se custodia. Las partituras no son música aun, son solo el registro de las intenciones de un autor, mismas que en manos de un buen músico, como es el caso, deviene en música. La musicología tiene aquí un vasto terreno de trabajo, ya no solo en investigar y rescatar el ingente repertorio que aún queda por conocer, si no, y esto es fundamental, difundir y lograr impactar no solo en los estamentos académicos y/o musicales, hay que ir más allá, hay que hablar a la gente común, a nivel de calle, al ciudadano medio, este repertorio tambien forma parte de su herencia cultural, estas músicas también son suyas, y tenemos el deber de darlas a conocer, para poder después tener un público que las quiera y las defienda.
Mil felicitaciones a todos los que formaron parte tanto de la exposición, como de las actividades anexas y como no, del concierto de clausura. Seguimos.
Esta es sin duda una buena noticia. Os felicito y me parece muy bien la difusión que hacéis de la cultura musical, escondida a profanos, en la Biblioteca de Catalunya. Sin duda que esos fondos museísticos poseen verdaderas obras de arte que merecen ser conocidas por el público coetáneo y que bien puede ser fuente de complacencia y deleite a presentes y futuros diletantes.