Alto, muy seguro de sí mismo, simpático, de innegable ascendencia latinoamericana, pero, sobre todo, un espléndido músico, son adjetivos que describen al maestro Andrés Orozco-Estrada, que el pasado 29 de enero al frente de la Orquesta Sinfónica de Radio Frankfurt, brindó un estupendo concierto en el Auditori de nuestra querida ciudad de Barcelona.
El programa era toda una carta de intenciones. En la primera parte pudimos escuchar de Mussorgsky: Una noche en el monte pelado y el espléndido Concierto para violín, en Re mayor, op.35 de Chaikovsky, que tuvo como solista al violinista japonés Fumiaki Miura. Tras la media parte, el programa estuvo conformado por dos obras de Richard Strauss, en concreto, el poema sinfónico Don Juan op. 20 y la suite sobre El caballero de la rosa, op. 59
Resulta muy interesante ver como un director de origen “latino”, puede entender tan bien obras como las dos programadas de Strauss, y en parte, la respuesta la podemos encontrar en que Orozco-Estrada se formó desde muy joven a nivel musical en la ciudad de Viena, es pues, un músico de raíz germánica, pero de temperamento evidentemente latino. Lo que para muchos es como mezclar agua y aceite, en nuestro director es posible en la proporción justa. Así, luciendo una técnica parca y discreta, logró mantener siempre unido y perfectamente cohesionado un aparato orquestal muy denso. Ahora bien, si sus manos eran parcas y precisas, trazando pequeños y certeros “levares”, el resto de su cuerpo era todo movimiento, sin llegar a la exageración de algunos otros conocidos directores. La música lo llevaba a moverse constantemente, sin que estos movimientos estorbaran a los músicos de la orquesta.
Fumiaki Miura maravilló al público congregado para escuchar uno de eso conciertos arquetípicos del repertorio. Todos los grandes nombres del violín desde su estreno en 1881 han tenido en esta obra, un basto campo en donde mostrar la maestría de su arte, dejando patente qué los distinguía de otros notables nombres de su tiempo. Entre otras significativas obras, este concierto, siempre ha marcado la diferencia entre unos pocos y el resto. Miura sin duda está llamado a ser uno de lo mejores de nuestra época. Con gesto concentrado y rompiendo los tópicos que rodean a los músicos asiáticos, realizó una lectura llena de fuerza, musicalidad, profundo conocimiento de la obra, pero sobre todo, una elegancia exquisita. Su sonido es simplemente hipnótico por la sensualidad y la voluptuosidad que trasmite. Su arco sabe construir a voluntad, una sonoridad riquísima en armónicos y ponerlo al servicio de una música plena precisamente de la misma sensualidad que ese sonido luce como seña de identidad.
La Orquesta Sinfónica de Radio Frankfurt no defraudó y demostró que, pese a no lucir los galones y la longeva historia de otras grandes orquestas germanas, su nivel artístico es igualmente enorme. Todas las secciones que la integran están perfectamente balanceadas, muestra del trabajo serio y dedicado ya no solo del maestro Orozco-Estrada, su actual titular, si no de una larga saga de directores que ha ido construyendo su sonoridad tan típicamente alemana.
Una cuerda robusta y muy compacta, unas maderas perfectamente homogéneas y manteniendo un constante diálogo con el resto de las secciones orquestales, unos metales brillantes y robustos, que aportan densidad y peso específico al conjunto, sin olvidar evidentemente, a unas percusiones precisas y siempre discretas, en resumen, una orquesta de primer nivel, dirigida por un director de primer nivel.
La virtuosa mezcla de todos estos elementos, nos reportó a los que llenamos el pasado 29 de enero la sala Pau Casals del Auditori, la enorme satisfacción de poder escuchar un espléndido concierto, que vino a confirmar que siempre estamos a tiempo de hacer las cosas en su mejor forma posible. La brillante carrera del maestro Orozco-Estrada, así lo demuestra. De orígenes muy humildes, en una Colombia que devoraba a sus hijos, su constante trabajo le ha permitido realizar una carrera brillantísima en el durísimo medio germano. Trabajo serio, formación sólida, y sincero amor por la música, son los pilares que sustentan una carrera que no se apoya en la mercadotecnia y las fotos deslumbrantes tan comunes en la actualidad. Los que respetamos este medio, sentimos un profundo alivio con presencias como las de Orozco-Estrada. La música hecha como expresión genuina del ser humano y no solo como producto a consumir aun es posible. Seguimos.