por Albert Ferrer Flamarich | Jul 1, 2015 | Música, Recomendaciones |
En la cuarta entrega del ciclo discografía catalana para el 2015 nos centraremos en dos compactos de dos de los compositores catalanes del siglo XX con mayor predicación actualmente: Joan Guinjoan y Xavier Montsalvatge.
Guinjoan en Tritó
Tritó también se ha dedicado a la obra de Joan Guinjoan (Riudoms, Tarragona, 1931) y en este compacto (ref.: TD 0103. 59 minutos) se agrupan tres grabaciones en vivo de tres obras protagonizadas por tres conjuntos instrumentales y directores diferentes (Jaime Martín, Víctor Pablo Pérez y Sir Neville Marriner). Juntamente con el percusionista Miquel Bernat, las lecturas demuestran pericia técnica, intuición, sabiduría musical y elocuencia discursiva. Destaca el Concert per a percussió i orquestra, estrenado el 13 de enero de 2013, que combina un lenguaje arraigado a la tradición más especulativa y, a la vez, cercano a los parámetros tradicionales: conectado a la modernidad centroeuropea y francesa, con un pluralismo estilístico al servicio de una expresividad esencialmente lírica.
La técnica trabaja con secciones puntillistas, polimétricas y refinamiento tímbrico en una retórica más o menos clásica y lejanamente emparentada con Tensió-relax (1971) del propio Guinjoan. Todos los movimientos combinan los timbales, el vibráfono y la marimba con otros efectivos como los platillos suspendidos, los bongos, el gong etc. La complejidad armónica y los circunloquios alrededor de motivos cortos en una paleta luminosa y espitosa se reflejan también en In tribulatione mea invocavi Dominum (1987). Se trata de una obra religiosa potente y de considerable dramatismo, con herencia de Xenakis y en la que no faltan procedimientos fonéticos como murmullos, gritos, recitados, y declamados.
Pantonal (1998) busca espacios en armonías tonales en constante mutación pero sin predominio de una directriz armónica precisa y unitaria. Participa de lo que la musicóloga Rosa Maria Fernández García llamó nivel constructivo neutro de Guinjoan, que amalgama la forma y la estructura bajo un mismo signo de identificación de contenido en un único nivel de comprensión analítica y fusionando diferentes lenguajes. En esto simula la formatividad: inventar la obra y al mismo tiempo como hacerla. A su vez, estéticamente se adscribe a la mímesis ars-natura: buscando la necesidad y eliminando lo arbitrario y lo caótico en una sucesión orgánica. La edición en dijipack sigue la estética austera y elegante del sello catalán pero con unas notas de carpeta de limitada aportación musicológica.
Montsalvatge internacional
La OBC (Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya) ha grabado para Naxos varios compactos, entre ellos uno dedicado a Montsalvatge. Incluye tres obras muy contrastantes y de etapas diferentes que, bajo la dirección de Víctor Pablo Pérez, presentan la orquesta con una riqueza de color y una solvencia equiparables a las grandes formaciones europeas. El ejemplo más evidente es Manfred (1945), una suite con carácter de poema sinfónico extraída a partir de uno de sus primeros ballets. Esencialmente se trata de una obra melódica que remite a los ballets finiseculares de Minkus, Adam o Txaikovski, con puntuales giros rítmicos stravinskianos y un perfil cinematográfico de exuberancia postromántica. La inclusión de esta página es un gran acierto por la variedad de recursos y quizás sea lo más significativo del disco.
También incluye Bric à Brac (1993), la última página escrita por el gerundense -¡escrita a los 81 años!- que Víctor Pablo Pérez enfoca desde la diversidad tímbrica y melódica (Evocador y Sesgado), armónica (Tenso) y rítmica (Lúdico). El director burgalés también presenta la Simfonia de Rèquiem (1985) en una recreación serena, lírica, abstracta y que potencia la variabilidad de color bajo una línea general muy homogénea sin que se resienta el idiomatismo. Se muestra transparente de texturas y fluido de pulso (20’41’’ de minutage, el más breve de la discografía), con un modelaje romántico que remite al siglo XIX en general y a compositores como Fauré en particular. El “Libera me”, por ejemplo, acierta a incluir la épica dentro del lirismo. La soprano Marta Mathéu redondea la vocalise conclusiva con el gusto, la homogeneidad de registro y la afinación que la caracterizan. La edición contiene unas correctas notas de carpeta de David Puertas Esteve pero, como es costumbre en Naxos, la cualidad de la edición es deficiente. Por ejemplo, no figuran los currículums de los músicos.
por Albert Ferrer Flamarich | Jun 24, 2015 | Música, Recomendaciones |
En el amplio repaso a las novedades del sector discográfico, el apartado vinculante a lo catalán tanto desde la creación como de la interpretación sigue dejando huellas de un interés y actividad que sorprende en un terreno cuya supervivencia cada vez es más incierta. Pese a ello, las discográficas prosiguen ofreciendo sus servicios e impulsando un conocimiento al alcance del melómano medio. En esta tercera entrega se abordan dos compactos cuyas coordenadas son disímiles: por un lado, una recuperación vinculada al ámbito de la musicología feminista; por otro, la edición de la obra de Salvador Brotons, un compositor y director que en los últimos años ha realizado una meritoria labor como titular de la Banda Municipal de Barcelona.
Compositoras catalanas del Noucentismo
Se puede afirmar que Occidente ha construido su historia sobre un monologo analítico, y las mujeres han estado dentro de la alteridad, la otra de la otra, y a la vez, la otra de si mismas. Su música y su existencia sonora son aún un mapa críptico de un camino por recorrer. En este sentido, iniciativas y trabajos como el presente, editado por la sabadellense La mà de Guido, son un instrumento para reescribir una historia reductora y demasiado centrada en la tradición erudita. De este modo la recuperación de canciones de compositores catalanes del Novecentismo a cargo de María Teresa Garrigosa (ref.: LMG 2127. 53 minutos) participa de la revisión epistemológica con que la musicología feminista hace años que agita el canon musical establecido. Además prolonga la sombra de un disco anterior dedicado a las compositoras modernistas editado por la misma discográfica.
Acompañada al piano por Silvia Vidal, Garrigosa presenta una selección que es un claro ejemplo de integración en las corrientes artísticas del momento, fundamentadas en un progreso basado en la recuperación de las raíces culturales del pueblo catalán, al tiempo que la dignificación de la mujer en la sociedad. La mayoría de las compositoras reunidas (desde Lluïsa Casagemas, Ònia Farga y Blanca Selva hasta Maria Infiesta y Margarida Orfila, sin olvidar a Paquita Madriguera y Montserrat Campmany) canalizaron las aspiraciones artísticas y sociales a través del piano como vehículo de autorrealización. Al margen de una distracción, el instrumento fomentaba oficios como el de maestra de la música mientras que las lecciones de canto y piano eran el incentivo para desarrollar unas carreras musicales que, a menudo, también combinaban la actuación solista -a pesar de los prejuicios de la época- con las facultades compositivas.
Maria Teresa Garrigosa canta los textos con claridad (catalán, castellano y francés), buen legato y, en general, las cualidades liederísticas propias para unas piezas que no exigen virtuosismo vocal ni contraste acusado de registros. La expresividad es cuidada y modelada a pesar de una puntual tendencia a operizar algunas canciones para conferir mayor dramatismo. Sabe mantener una línea vocal dotada de color a través de una considerable diversidad de matices. Igualmente dota de idiomatismo, por ejemplo, el andalucismo de los Cantares andaluces de Ónia Farga, las líneas afrancesadas de Blanca Silva y el perfil de tonada popular de Margarida Orfila. Silvia Vidal demuestra un habituado ejercicio de estudio y equilibrio de sonido en cuanto a timbre y volumen, especialmente en las canciones de Madriguera.
Brotons y la proyección de la banda
Naxos ha editado un compacto (ref.: 8.573361. 61 minutos) con cuatro de las composiciones del amplio catálogo de Salvador Brotons (Barcelona 1957) en un programa que sintetiza su estilo y su estética. A pesar del tratamiento melódico flexible y la dialéctica entre tonalidad y atonalidad, se aleja del afrancesamiento y el germanismo serialista y se acerca a los universos de Prokófiev, Shostakóvich, Bartók o Poulenc. En sus obras no se pierde la raíz tradicional ni el uso de las formas habituales (forma sonata y temas con variaciones), ni la voluntad lírica, ni los contrastes dramáticos en una música abiertamente comunicativa. Quizás, por eso, Brotons es uno de los pocos compositores catalanes actuales que recibe encargos y estrenos con cierta “normalidad”.
Lo corrobora la primera grabación de la Simfonia núm. 6 “Concisa” (2011) de ascendencia americana (Bernstein y el lenguaje fílmico) y tendente a la espectacularidad con explosiones tímbricas, efectos de conjunto y ritmos obstinados. También hay que citar su primera obra escrita para banda, Rebroll (1982), claramente deudora de Shostakóvich en la construcción de algunos bloques, el uso de un lenguaje percusor e incisivo, con repeticiones de una misma nota y células destacadas por los trombones y las tubas en solo. Obstinació (1991, rev. 2013) se presenta en transcripción y revisión para banda ganando fuerza y apostando por la búsqueda de los límites virtuosísticos del conjunto con unos resultados equiparables a los de la orquesta sinfónica. Por último Glossa sobre l’Emigrant (2008) toma temas catalanes como paráfrasis y cita. Es una magnifica pieza de concierto que acoge lirismo, fluidez discursiva y que concluye con un final típicamente brotonsiano, lleno de esplendor y optimismo, citando la composición de Vives y Els segadors. No en vano, es uno de los máximos representantes del nacionalismo catalán contemporáneo.
El propio Brotons asume el rol de director-compositor y saca un gran rendimiento a la Banda Municipal de Barcelona, formación de la que es titular desde el 2008 y que ha proyectado a un nivel artístico elevadísimo. Coherente con su talente, transmite la efusividad, la vehemencia y la claridad de quien busca ser explícito y expositivo tanto en la política como en la batuta. La captación de sonido es excelente y la edición, dentro de la escasez habitual de Naxos, cuenta con explicativas notas de carpeta en inglés y catalán del propio compositor.
por Albert Ferrer Flamarich | Jun 18, 2015 | Música, Recomendaciones |
Proseguimos con el repaso de novedades discográficas para este 2015 con tres aportaciones de compositores contemporáneos catalanes de distintas generaciones y con tendencias compositivas muy diferentes que acercan a mundos expresivos, técnicos y estéticos.
Codera Puzo: un nuevo referente contemporáneo
El repertorio contemporáneo también ha incorporado un referente discográfico de interés como es Multiplicidad del compositor catalán Luís Codera Puzo (Barcelona 1981). Galardonado hace un año con el prestigioso premio internacional de la fundación Ernst von Siemens, Codera presenta cinco obras muy recientes la audición de las cuales conviene hacer por separado y con reincidencia. No es una música sencilla ni fácilmente asimilable. Son obras escritas para conjuntos heterogéneos de cámara. Más allá de la obviedad de los efectos tímbricos y la variedad de sonidos (armónicos, aflautados y de electroacústica) o las formas y puntos de ataque, su componente simbólico llevará a algunos a hablar de un expresionismo extremo y de la integración del ruido como elemento musical. La línea, por tanto, es heredera de la tendencia más radical del siglo XX y converge con la acusmática en composiciones como π (2014), la más importante y realizada con sintetizador. Por cierto, su duración es de 11’21’’ y no 7’39’’ como indica el inlay. Destacan Kaolinite (2012) en tres movimientos con el uso de “pizzicato”, juego de los armónicos y un cierto esencialismo; y Aproximación a lo indivisible (2013) que va desde el murmullo al recitado con juegos de silencios y pequeños estallidos que, en el caso de la voz solista, obliga a numerosos cambios de impostación, de registro y de emisión con sonidos guturales. La edición a cargo del sello austríaco Col Legno (ref.: 40412. 47 minutos) es cualitativa y cuenta con notas de carpeta del propio compositor escritas en alemán e inglés.
Vivancos: In montibus sanctis
La Escolanía de Montserrat también ha editado un disco, In montibus sanctis (ref.: DAM 5023. 64 minutos), dedicado al Pare Ireneu Segarra, que muestra el alto nivel conseguido por la formación bajo la dirección de Bernat Vivancos en los últimos siete años. Las obras recogidas combinan arreglos del repertorio litúrgico (los Ave Maria de Schubert y Bach/Gounod) con composiciones de Vivancos (Barcelona 1973) destinados a la Basílica: Fundamentus eius, Salve Regina, Welcome o la Salve Montserratina con un despliegue de recursos que transportan al oyente hacia una epifanía con campanas, quinteto de metales, clústers y giros espectralistas en la armonía.
El refinadísimo trato de las texturas, las dinámicas y la organicidad con que el compositor varia y despliega los motivos y frases melódicas consiguen una sensación de profundidad espacial -calculados retrasos en las entradas de las voces-, de intimismo y una teatralidad bien lograda. Los ejemplos más evidentes son Santa Nit y el canon cuádruple en la sección central de Es ist ein Ros entsprunger. La buena labor de BCN Metall Quintet y Mercè Sanchis en el órgano, la afinación de las voces en el conjunto y en los solos, así como la resonancia de la captación sonora generan una delicuescencia de atmósferas vaporosas, onirismo, paz y belleza. Mucha belleza. Además, el libreto contiene unas excelentes notas de carpeta en tres idiomas a cargo del también compositor Ramon Humet y un diseño adecuado a la austeridad de la grabación. Sin duda es un disco de un valor musical elevadísimo, de los que gusta escuchar y reescuchar.
Cervelló: la esencia de la cuerda
Jordi Cervelló (1935) es uno de los compositores catalanes actuales más admirados y este disco es una excelente muestra de su contribución y pedagogía para los instrumentos de arco. El Atrium String Quartet (ref.: 1CM0331. 64 minutos) reafirma las credenciales de un lenguaje plagado de emociones fácilmente identificables. El de Cervelló es un mundo edificado por el virtuosismo lírico y el ejercicio técnico en una estética aparentemente simple y, sobretodo, diáfana. De raíces tonales y modales servidas desde una independencia que busca una comunicación directa, sonoridades neorrománticas, expresionistas y a veces impresionistas.
Su discurso denso tiende a una introspección y tensión basada en el cromatismo e intervalos disonantes como en los Etüden nach Kreützer, de resultados más cerebrales que emotivos a partir del contraste entre movimientos, ritmos, tiempos y la elaboración de un material inspirado en la obra de Rodolphe Kreutzer (1766-1831). El equilibrio, la forma y el contrapunto también son significativos en las otras composiciones de la grabación: A Bach (2004), una reelaboración de ascendencia barroca; Dos moviments (1965) y Remembrances (acabadas en 1999), de considerable expresionismo y cierta sombra de Béla Bartók. Además se percibe una habilidad por el trato del color en una familia, la de cuerda, tímbricamente muy homogénea y que los Atrium String Quartet recrean con convicción y buena presencia sonora. Sin duda es un disco recomendable para conciliarse con una generación de compositores que aún es evitada o ignorada por buena parte del público.
por Albert Ferrer Flamarich | Jun 14, 2015 | Música, Recomendaciones |
Spohr: Die letzten Dinge
Johanna Winkel, Sophie Harmsen, Andreas Weller, Konstantin Wolff. Kammerchor Stuttgart. Deutsche Kammerphilharmonie Bremen. Frieder Bernius, director.
Carus 83.294 Digital Stereo 74:55
Poco a poco la conspicua obra de Ludwig Spohr (1784-1859) va encontrando su plasmación discográfica dentro de una oleada de grabaciones que en los últimos treinta años ha permitido rescatar del olvido un amplísimo número de compositores de todas las épocas, especialmente del Clasicismo y del Romanticismo. Estrenado en Kassel en 1826, Die letzten Dinge (en traducción literal: Las últimas cosas) es uno de los cuatro oratorios del compositor. Su libreto toma únicamente pasajes de La Biblia y fue servido en 1825 por el influyente editor de la Leipziger Allgemeine musikalische Zeitung, Friedrich Rchlitz (1769-1842).
Se trata de una obra enmarcada en la tradición germánica de raíz posthaydniana dentro de los parámetros del género a principios del siglo XIX, alejados de la finalidad estrictamente litúrgica para ser una recreación estética. Ofrece una visión positiva, afable y nada aterradora del Juicio Final en un retrato conciliador de la justicia divina. Éste es un tema que Spohr había abordado en 1812 con el también oratorio Das Jüngste Gericht (El Juicio Final) y del que quedó poco satisfecho como indican las excelentes notas de carpeta de Dieter Zeh.
Dividido en dos partes -encabezadas por una obertura y una sinfonía respectivamente-, combina recitativos acompañados con pasajes solistas y juegos contrapuntísticos no muy acusados con ocasionales recursos descriptivos. Es una música que transita por lo lírico y lo contemplativo con escasos puntos de dramatismo, conducidas por una fluidez y continuidad que en apariencia diluyen los números cerrados –que los hay por supuesto-. Nótese por ejemplo en la obertura enlazada con el coro inicial “Preis und Ehre ihm”. Es una obra de ornamentación depurada, sin virtuosismo vocal ni espectacularidad que transita por una solemnidad austera y un encanto melódico en el que la funcionalidad del binomio recitativo-aria dista del tratamiento operístico y sacro de los modelos italianos. En este sentido se acerca más a la expresividad de la reforma gluckiana y de la que Wagner, vía Spohr, tomó nota. Además las intervenciones corales –que tienden a la homofonía- devienen tanto en los recitativos como en algunos números solistas asumiendo un cierto hilo conductor.
Cabe destacar números como la obertura y la sinfonía (que presenta recoge motivos que reaparece en la segunda parte), el recitativo para tenor y coro “Und alle Kreatur”, el hermosísimo dueto para soprano y tenor “Sei mir nicht schrecklich”, el coro “Gefallen ist Babylon” con su pintoresquismo de tempestad, el exquisito “Selig sind die Toten” con pasajes a capella del cuarteto de solistas y del coro o el final “Gross und wunderbarlich” de festividad muy mesurada. Esta falta de espectacularidad, que el tópico tildrá de “muy protestante”, es templada por Frieder Bernius, al frente del Stuttgart Chamber Choir y la Bremen Chamber Philharmonic Orchestra con planteamientos historicistas. Su lectura es refinada y matices de color, cohesionada en los conjuntos y redondeada por unos solistas vocales que resuelven bien sus partichelas en cuanto a dicción, emisión y belleza tímbrica. Especialmente el tenor Andreas Weller que cuenta un número considerable de intervenciones. Sin duda, es una excelente grabación con una presentación en dijipack de calidad y con un hallazgo de un compositor, Spohr, que siempre depara sorpresas al oyente atento.
por Albert Ferrer Flamarich | Jun 9, 2015 | Artículos, Música, Recomendaciones |
La situación de las discográficas catalanas es muy desfavorable: la crisis económica y la propia del sector difícilmente permitirán que el negocio remonte. Las ventas físicas han pasado de los 439,9 millones de euros en el año 2003 a los 141,1 millones de euros en el año 2012. Este mismo año las ventas digitales llegaron a los 48,3 millones: algo insuficiente ante la competitividad de portales que sirven la música gratuitamente. El consumo ostensible del disco, es decir la adquisición de prestigio en la asociación de una persona a un hábito valorado por el resto de la sociedad, ha caído en picado. Paradójicamente, las empresas catalanas siguen activas y el abanico de novedades para este año es muy extenso y cualitativo gracias a la labor de Tritó, Picap, Solfa, Columna Música y La mà de Guido. A estos se suman Naxos, Verso, Col Legno y el sello de la Abadía de Montserrat que iremos comentando a lo largo de distintas entregas las próximas semanas. No todos son discos publicados este 2015 pues algunos pertenecen a los últimos meses del año anterior pero su inclusión está justificada porque en un sector tan crematístico como el discográfico bien merecen un apunte, más cuando algunos aún se encuentran en los escasos puntos de venta físico.
Sinfonismo modernista
Tritó ha presentado la primera grabación mundial (ref.: TD 0105. 74 minutos) de diversas páginas sinfónicas de Pedrell, Rodoreda, Nicolau y Vives. Jaime Martín hace gala de elocuencia, refinamiento y magnifica intuición marcando adecuadamente el camino estético de unas composiciones que la OBC (Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya) debería de programar dentro de su temporada estable. Suites como Lo cant de la muntanya (1877) de Pedrell, Un rapto (1887) de Nicolau y especialmente La primavera (1883) de Rodoreda -una obra maestra!- son páginas evocativas llenas de conocimiento, color, inventiva y un oficio menospreciado en nuestra casa. Siguen unos patrones válidos y equivalentes a algunos compositores nórdicos (Enna, Svendsen o Grieg) al margen de las evidentes huellas de Wagner, Meyerbeer, Massenet, Liszt, Dvorak o Beethoven en diferentes parámetros musicales. Una mención también merecen el preludio de Quasimodo (1875) de Pedrell y el ballet de las brujas de la ópera Euda d’Euriach (1900) de Amadeu Vives con acabados teatrales de entidad, refinamiento en la orquestación y una sucesión de episodios breves contrastantes tanto en el ritmo y en el tempo como en la instrumentación. Un ballet, por cierto, con claro influjo de Grieg, un compositor muy querido a finales del siglo XIX catalán. Sin duda, se trata de uno de los mejores discos editados en los últimos meses y que merece algún premio.
Oltra: un referente catalán
Por otro lado, estimulado por el compositor sabadellense Josep Maria Serracant, el también sabadellense sello Picap ha editado un disco (ref.: 911143. 74 minutos) con obras de Manuel Oltra (Valencia, 1922). Se trata de un compositor sugerente, ni periférico ni provinciano, abierto a un mundo fertilizado por el sustrato del auténtico legado de la tradición como en otras regiones lo hacen autores como Béla Kóvacs. El abanico comprende obras escritas entre 1953 y 2005 que destacan por una belleza deudora tanto de la intuición como de la elaboración. Oltra es un compositor eficaz y sensible que busca una comunicación abierta y llana con unos resultados equilibrados, amenos y coherentes. Parte de un carácter novecentista y de un lenguaje enriquecido con recursos poliarmónicos e inflexiones modales servidas con economía de medios y un eclecticismo que se acerca por igual a un aire neoclasicismo (Doble 5 suite, Suite per a orquestra de corda i flauta) como a la canción neopopular (Cinc cançons tradicionals). No sonoriza las poesías al margen de su sentido: los textos escogidos se vuelven una canción de lirismo nada rebuscado que juega con el silabismo para conseguir una mayor comprensión del texto. Nótese en el ciclo La Amante y en las Cinc cançons tradicionals, herederas de la corriente que en los años 50 propugnaba la elaboración de canciones antiguas partiendo de un modelo precedido por Pedrell y continuado por Toldrà, Taltabull, Gerhard, Massana, Valls Gorina, entre otros.
La mezzosoprano Marta Valero las canta con acertada musicalidad y dicción bastante entendedora, redondeando un plantel (Orquestra de Cambra de Terrassa 48) que ofrece unas interpretaciones idiomáticas y pulcras bajo la dirección de Quim Térmens. A destacar el flautista Bernat Castillejo en la Pastoral d’hivern y Rondeauval por sus resonancias impresionistas. La edición, que ha contribuido a publicar algunas de las partituras de Oltra, presenta solventes notas de carpeta, los textos cantables y las fechas de las composiciones en el inlay.
El Mompou de Sira Hernández
El sello Solfa, dirigido por el ingeniero de sonido Lluís Miquel Farrés, ha editado la Música callada de Mompou interpretada por Sira Hernández (ref.: SR1405020. 66 minutos) La pianista demuestra adecuación estilística y sensibilidad en un fraseo de arcos y periodos que revisten las obras de una seriedad y aparente sencillez a medio camino entre la emotividad contenida y la reflexión. Hernández lleva años acariciando la música del compositor catalán y aborda estos pentagramas con criterio y suficiencia técnica. Las dinámicas no están demasiado amortiguadas ni la articulación se detiene en sofisticaciones excesivas a pesar de la atención al detalle -como en el ataque de las notas-. Es un Mompou homogéneo, ascético y ligeramente romantizado por algunos juegos de contrastes. Se busca la sutileza, la intimidad y una línea más impresionista que, por ejemplo, las recientes aportaciones de Adolf Pla (LMG, 2012) y de Albert Atenelle (Columna Música, 2012). Es una versión mesurada, menos expositiva que Pla, menos sofisticada que Atenelle y que como éstos busca una atmósfera densa donde los silencios sean tan expresivos como la resonancia. La edición es elegante, en digipack y cuenta con adecuadas notas de carpeta firmadas por Clara Janés.