¡Qué bien, Fimucité!

¡Qué bien, Fimucité!

Generosos parabienes, sin sombra, y elogiosos comentarios; éxito popular y críticas que brillaron por su ausencia cerró en este 2015 la IX Edición del Festival de Música de Cine de Tenerife (Fimucité), celebrado entre el tres y 11 de julio en Santa Cruz de Tenerife.

Pero no todo son virtudes. Este encanto se rompe con dos carteles anunciadores mostrado con letras grandes y de colores con imágenes no de mucha calidad, de personajes de películas estrenadas en el año 1985 (celebrando , supongo, su treinta aniversario) en supuestos homenajes las bandas sonoras de las mismas: Regreso al futuro (R.Zemeckis), Cocoon (Ron Howard), Lady Hawk (Richard Donner), Los Goonies (R. Donner), Legend (Ridley Scott), etc..Tengo que decir -y me apena- que son carteles ramplones y falsos con textos en inglés que se mi apuran sobran por su infantilismo A lo que se añade un diseño muy facilón y muy visto que cuestiona, así, la majestuosa, generosa y diversa capacidad de persuasión del arte cinematográfico.

Es de justicia destacar que en las dos últimas sesiones, el éxito fue mayúsculo. Dio resultado: eso es indudable y ocurre todos los años, con un público totalmente entregado. Y ahí hay que saludar a los organizadores por atraer a la sala principal del Auditorio Adán Martin de Tenerife a numerosas personas que jamás pisarían el mismo para oir música orquestada. Esto también indica que desde el principio del festival la filosofía del equipo organizador venía con esa impronta conscientes que era la única manera de que Fimucité tuviera arraigo en la ciudad y recibiera los oportuna financiación era este el camino: establecer continuos homenajes a los grandes compositores y sus películas correspondientes que hicieron de los estudios de Hollywood la mayor potencia del discurso del american way of life. A estas alturas nadie niega la gran admiración que sentimos y sienten varias generaciones por el gran cine norteamericano. Es normal y fácil refugiarse bajo la arboleda de las colinas de Hollywood. Y si a esto se le suma el aprovechamiento de los mejores recintos culturales de la isla: El Auditorio Adán Martín, El teatro Guimerá, el TEA, el Paraninfo de la ULL, con el añadido de la excelsa presencia de la OST y orquestas locales y cantantes que tan bien saben imitar el estilo jazzistico y musical de Broadway y Hollywood, el éxito estaba asegurado.

Otra cosa son los criterios de selección: muy discutibles a mi modesto parecer. Por ejemplo en el año de marras destacó por encima de todas el estreno de Trono de sangre de Akira Kurosawa . ¿Por qué no una simple y sencilla referencia musical? ¿O una sesión completa dedicada a su banda sonora?

Por otro lado, a nadie se le escapa que muchos aficionados al cine somos muy amantes de las buenas bandas sonoras en disco vinilo, cd, dvd, etc.. Por eso, gozar en vivo de parte de esas músicas es un privilegio. Aunque es verdad, e insistiendo en lo mismo, estas versiones enlatadas en su mayoría, son bandas sonoras completas y con orquestas que respetan con fidelidad el tono de la música. Cosa que por el contrario no se puede decir de la propuesta de Diego Navarro, que tiene la extraña manía de llevar por regla general las piezas programadas en clave de fortísimo (fortisimocité?) que distorsionan y y disfrazan el auténtico valor de las bandas sonoras hasta un límite que hace que sean irreconocibles por los desgustadores de las mismas. Son tantos los numeritos exhibidos, con la complacencia del director y responsable, que muchos amantes de las banda sonoras, que acogimos con simpatía este festival nos cuesta cada año ir a los conciertos desertando de ellos de un forma nada disimulada. A pesar del agradecimiento pertinente a la significada OST, que me temo sigue esos pasos caprichosos con enorme esfuerzo atlético y un abnegado sacrificio la imposición maniática del Director- Sol.

Uno de los objetivos que se habían señalados era hacer visibles las bandas sonoras y sus compositores; pero todo esto contrasta con una información escasa y pobre con un programa de mano más propio de una fiesta pueblerina: nula información sobre la biografía de los compositores homenajeados, nula información sobre la ficha técnica de las películas (al menos el nombre del director y fecha estreno y una mínima sinopsis, y no pido la ficha artística) Uno comprende que los asistentes a los conciertos no van a salir volando a buscar esas películas que me temo en su mayoría no han visto o no conocen a excepción de las populares películas de Hollywood, pero alguno se vería interesado por una mayor información si quieren gozar de las mismas. El riesgo que existe, sino es ya una realidad es que se abstraigan de su madre que es la película: no es un homenaje solitario a músicas inolvidables, es un recordatorio a esas películas de mayor o menor calidad que hicieron posible la existencia del discurso musical.

Este texto solo es un esbozo de lo que como crítico y observador pienso del festival. . No he querido profundizar de las jornadas paralelas o actividades complementarias porque sería alargarme mucho incluyendo los criterios de selección de los conciertos, que, aveces, no se entienden. Bueno, si me gustaría señalar el escaso y la poca atención, por no decir desprecio, que se hizo en el homenaje al músico francés Francois de Roubaix, que murió ahogado en las costas de de Arona en el sur de Tenerife, en el año 1975.Estas sesiones fueron un dechado de abandono y soledad : en la última sesión nos encontramos solo la familia y dos espectadores. Este músico es un profesional muy cualificado y que recreó con sus propuestas musicales uno de los grandes géneros del cine francés: el cine negro que tanta gloria dio a la cinematografía gala.

También quería señalar la decepción enorme que me produjo la penúltima jornada dedicada a los compositores franceses. Empezando con Georges Delerue, (músico preferido por Truffaut) con la bandas sonoras de las mejores películas del director francés. Sin ninguna presentación u comentario sobre su figura. Circunstancia que se repitió con el resto de los músicos franceses homenajeados. Además para mayor menosprecio sobre este compositor su música se interpretó en un plis-plas sin tiempo alguno para saborear los delicados sonidos de las películas de Truffaut. Todo ello desprestigia un festival dedicado al séptimo arte. De los otros músicos: Legrand, Jarre, Lai, Sarde se insistió sobre todo en sus películas americanas y nadie pidió disculpas o explicaciones sobre la no programación de Imitation Game y Gran Hotel Budapest de Alexandre Desplat. Para mí es un desastre y un deshonor sobre todo en la interpretación de Los paraguas de Cherburgo (Jacques Demy, 1964 ) con música de Michel Legrand en un inexplicable y una vez más insistente fortísimo que no venía a cuento y machacando la parte de la banda sonora más conocida y popular . Quiero pensar que muchos de los presentes apenas habían visto las películas a excepción de las mas populares. Sobre todo el público joven que no habían nacido cuando la mayoría de las películas se estrenaron Mayor razón para imponer un mínimo criterio didáctico fílmico para mantener el reconocimiento que se hacía a través de la música. Porque es para mi esencial para amar las bandas sonoras conocer previamente los filmes que la originaron pese a su calidad o desconocimiento.

Nota Final: Películas que se estrenaron en 1985 y cuya música no fue programada:
La Rosa Púrpura del Cairo, de Woody Allen; La Vaquilla de Berlanga; Corrientes de Amor de John Cassavetes; Cotton Club de Ford Coppola; La nave va de Fedrico Fellini; Amadeus de Milos Forman; Los Gritos del silencio de Roland Joffe; Papá está en viaje de negocios de Emil Kusturica; Pasaje a la India de David Lean; Erase una vez en América, de Sergio Lene; Extramuros de Miguel Picazo; 1984 de Michael Radford; Padre Nuestro de Francisco Regueiro; Choose me de Alan Rudolph; El coronel Redl de Istvan Szabo; Tierra de nadie de Alain Tanner; La selva esmeralda de John Boorman; Sangre fácil de los Hermanos Coen; Doble cuerpo de Brian de Palma; Perro blanco de Samuel Fuller; Historia de un soldado de Norman Jewison; Los amantes de María de Alexander Konchalovski;Los elementos del crimen de Lars Von Trier. .