por Cultural Resuena | Jul 20, 2016 | Música, Recomendaciones |
Verano: playa, leer/ver series hasta las tantas, cervecita en el chiringuito, ventilador USB al lado del portátil… ¡y festivales! Este año hemos elegido (por emplazamiento, bandas y ambiente) el Santander Music Festival, a las orillas del mar Cantábrico, no tan masificado como otros festivales y -algo que nos encanta- emergente. Seguid leyendo para descubrir sus claves:
BUNNBURY: No necesita presentación. Líder de Heroes del Silencio con siete discos en solitario y otros tantos colaborativos con Nacho Vegas o Bushido. En la redacción hay a quien le gusta más su época de Héroes pero lo que está claro es que es y será un referente en la historia del rock en español.
HINDS: Las, anteriormente llamadas Deers, son uno de los últimos fenómenos mundiales gestado en Madrid. Estas cuatro chicas que llevan tocando desde 2014 han sacado el primer disco completo de 12 temas en enero de este mismo año. Su sonido bebe del garage-pop/rock y el surf de grupos como The Vaccines o Ty Segall. Nos sorprendieron a todos con sus voces asíncronas y composiciones musicales sencillas pero efectistas. Habrá que ver si son capaces en un futuro de evolucionar su sonido y mantener la burbuja en la que nos tienen sumergidos.
SECOND: No hemos podido aún conocer la propuesta de directo que nos traen tras la publicación de se séptimo disco, «Viaje iniciático», un trabajo que sigue la línea de sus dos anteriores pero con buenos temas como «Lo único».
PAPAYA: Ya adelantamos en esta revista que este grupo capitaneado por Yanara firmaría uno de los grandes discos del 2015 y así lo han reconocido distintas publicaciones. El rey de las camas fue nuestra canción del verano pasado y su disco está repleto de «papayeo» (como a ellos les gusta decir) que, para entendernos, vendría a ser buen rollo y mucho ritmo bailable. ¡Perfecto para el verano!
ZAHARA: Pese a que algunos la conocemos como «la sin sangre», para su último disco parece haber descubierto la glucosa y retrocedido 30 años en su sonido. Esta nueva Zahara nos convence mucho más y resulta mucho más efectiva para un festival que antaño. Esperemos que su directo esté a la altura de la fiesta que promete en su primer videoclip.
IZAL: El fenómeno nacional de los últimos tiempos. Aunque podemos entender porqué su exito ha despegado más rápido que un cohete de la NASA, en redacción no somos especialmente fans. Salvo contadas ocasiones, ritmos que no nos dejan poso y letras algo insulsas para nuestro gusto. Esperemos que su directo puedan hacernos cambiar de opinión.
LEON BENAVENTE: Uno de los nuevos referentes de fiabilidad en el panorama nacional con temas que se convierten en himnos instantáneos. Su rock con retales de los 80 forman un sonido contundente, oscuro y pegadizo con letras ácidas y lengua filada a la hora de hablar de la situación nacional.
BELIZE: Los jovencísimos Belize, con su primer disco homónimo, nos enamoraron con «Egos», un temazo que podría haber pertenecido a una banda con mucha solera. Su directo promete mucho, sobre todo con su bailable «Ritmos de la ciudad» y la originalidad de la percusión de sus temas. Uno de las bandas más prometedoras, sin duda.
NOVEDADES CARMINHA: Los llamados por algunos «los nuevos Siniestro Total», aunque con un aire que nos recuerda también a Pony Bravo, como en «Dame veneno». No nos importan las comparaciones: Novedades Carminha nos parece una de las bandas más divertidas del cartel.
LOVE OF LESBIAN: ¡Cómo no! Elmundotoday hablaba el otro día de que harían un festival #SinLoveOfLesbian. Somos fans de Cuentos chinos para niños del Japón, 1999 y Maniobras de escapismo. La noche eterna nos hizo sospechar que demasiadas canciones estaban hechas cortadas por el molde de lo que gusta en los festivales (¡¡»Radio Hiimalaya»!!), aunque otras seguían sonando muy al LOL que nos gustaba, como «Nadie por las calles». El cometa Halley, de marzo de 2016, aún no ha despertado nuestra antigua pasión. A ver si lo consigue en directo. Si no: LOL, los jovencitos os están adelantando por la derecha…
FUEL FANDANGO: Sí, pero sin remixes raros. La voz de Cristina Manjón (NIta) tiene fuerza suficiente para escucharla tal cual, sin un fondo que más que cooperar, molesta. Es el caso de su hit, «Trece Lunas». o «Corazón», de su nuevo disco Autora. Al igual que decíamos de algunas canciones de LOL, este tipo de remixes parecen hechos para la lógica de los festivales y not erminan de encajar con lo que es lo original del sonido de Fuel Fandango, más macarra («Little Pain») o uniendo estilos que parecen irrecoinciliables entre sí sin que sea una cutrada (voz aflamencada con techno).
MIAMI HORROR: ellos nos llevan a la bola de cristalitos y a las fiestas de instituto que nunca hemos vivido pero que hemos visto miles de veces en las series americanas. Tienen el sabor de la melancolía y la alegría al mismo tiempo. Nos gustan sus temas, pero tenemos dudas de si sonarán un tanto repetitivo. Eso sí, estaremos en la campa de la Magdalena dándolo todo. Su música es como unos zapatos mágicos que obligasen a bailar sin parar.
YALL: Sí, son los autores del «tinininini» que hemos escuchado sin saber quién era el autor. El temazo se llama «Hundred miles». Estamos expectantes con su directo, que es todo un montaje audiovisual. Es un grupo que no pide ser sólo escuchado, sino también visto (y también incluido en el selfie para las redes sociales). Nos romperemos con el baile que proponen en su videoclip. ¿Te animas a venir a bailar con nosotros?
por Cultural Resuena | Jul 17, 2016 | Literatura, Recomendaciones |
¡Ay! ¡Qué calor! Pero qué maravilla poderse sentar bajo una sombra a leer un buen libro. ¿Estás sin ideas? No problem! Aquí llegan nuestros refresquitos de literatura.
El verano es para las bicicletas, sí, pero también para las novelas de policías. Si aún no te has adentrado en este mundo (que muchos consideran sosón y poco intelectual pero que verán cuán equivocados están al saber que figuras como Walter Benjamin o Siegfried Kracauer se encargaron de pensar filosóficamente sobre las novelas de policías), te recomiendo tres vías: 1. no leas bestseller sin ton ni son. El código Da Vinci no es un buen libro (si discrepas, puedes exponer tus argumentos en los comentarios). Como mucho, lee bestseller tipo Diez negritos, de Agatha Christie o los de Sherlock. Bien. 2. Novela inglesa: Edmund Crispin, Wilkie Collins, el ya nombrado Arthur Conan Doyle. Flema inglesa y escritura deliciosa. 3. novela en español: Leonardo Padura o venga, es el momento, lánzate con Pepe Carvalho, el mítico detective de Vázquez Montalbán. Ignacio del Valle va ganando fama con su detective Andrade. No me caben aquí más. Pero para empezar, tienes muchos. Y muy buenos.
Os animo, y también a mí, a recuperar una novela titulada Leer Lolita en Teherán, de la escritora iraní Azar Nafisi. Fue un regalo de un amigo al que hace tiempo no veo, pero sigo echando de menos. Aquella noche en que me obsequió con este libro, me dijo lo siguiente: «es la historia de una mujer que cree en el poder de las palabras para cambiar el mundo, y al encontrarla, me he acordado de ti». Y es cierto, creo en el poder de la literatura. Tanto en su utilidad desmesurada como en su propia inutilidad, en el placer absoluto de la lectura. Y, además, esta recomendación incluye también la lectura casi obligada de Lolita, de Vladimir Nabokov. Imprescindible. A continuación, un adelanto:
«En el otoño de 1995, tras dimitir de mi último puesto académico, decidí darme un capricho y cumplir un sueño. Seleccioné a siete de mis mejores y más entregadas alumnas y les invité a acudir a mi casa los jueves por la mañana para hablar de literatura». Leer Lolita en Teherán, Azar Nafisi.
“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta”. Lolita, Vladimir Nabokov.
El libro que pretendo leer este verano es Ready Player One de Ernest Cline estrenandome además en el mundo ebook. Altamente recomendado por mis jefes, se postula como un libro tardío para toda una generación de amantes de los videojuegos. Ya Hollywood le puso el ojo hace tiempo y tendremos adaptación dentro de poco. Si tienes edad suficiente para haber disfrutado de las ahora llamadas «viejas glorias» del videojuego parece que deberías darle una oportunidad. Veremos si aprueba para septiembre.
Una lectura placentera y, se podría decir, al mismo tiempo un tanto extraña para las vacaciones, es la de un libro que hace seis años causó mucho revuelo y que hoy en día ha caído un poco en el olvido. Me refiero a Dublinesca (2010) de Enrique Vila-Matas. Se trata de una novela sobre el tedio y el momento de un salto mortal a una realidad ajena (¿la de la lectura misma? ¿la de lo literario en general?), a Irlanda, al mundo irlandés, al mundo de lo literario, a la obra de Joyce y de Beckett, de Julien Gracq y sobre todo, al mundo del yo que buscamos constantemente. Dublinesca trata sobre la odisea de un individuo tras las huellas de su personalidad, el individuo que teje una telaraña y con ella el mapa de sus despegamientos en miles y miles de caras y personalidades. Una novela-ensayo llena de humor y de momentos intensos de poesía y filosofía.
Encaro el verano con varios títulos en mi estantería de libros a leer. Para empezar voy a aprovechar el tiempo para acabar de liquidar Acte de Violència, un libro de Manuel de Pedrolo sobre una huelga de tres días en una ciudad anónima. Reivindicación política vivida por distintos personajes. También voy a leer El fin y los medios, de Aldous Huxley. Este ensayo del conocido autor supone un momento clave en su carrera, pues le hace dar el salto de una ficción reivindicativa a un libro puramente ensayístico. Reflexiones políticas previas a la Segunda Guerra Mundial que en muchos casos se demostraron ciertas. Un tercer libro que voy a leer es La guerra de les salamandres, de Karel Capek. Una sátira humanista usada para analizar algunas de las barbaridades de nuestro mundo actual. Para acabar con la colección de libros de editoriales pequeñas, voy también a leer The Great Gatsby. Poco puedo decir sobre este libro que no se haya dicho ya.
Lo bueno del verano en Madrid es que empieza con la Feria del Libro. Lo malo es que no es recomendable salir de casa antes de las ocho de la tarde. Lo que nos da días enteros de lecturas refrescantes con las persianas bajadas. Los libros son entonces, como siempre han sido, una forma de resistencia. Dos me han acompañado en este inicio de verano: el primero es ya un clásico contemporáneo, merecedor del prestigioso Pulitzer: La maravillosa vida breve de Oscar Wao, del escritor dominicano y estadounidense Junot Díaz; una auténtica joya para leer de un tirón «a calzón quitao», como quien dice. El segundo es el último libro publicado por la editorial La Uña Rota, que tantas delicias librescas nos está ofreciendo a los amantes del teatro: Mierda Bonita de Pablo Gisbert, no apto para lectores moralistas y/o mogigatos. ¡Disfruten y lean!
Este año se cumplen 110 de años del nacimiento de uno de mis escritores más admirados (si no el más), Samuel Beckett (1906-1989). Las efemérides siempre suponen una buena excusa para recordar aquello que una cree que nunca puede ser olvidado. Aunque Beckett es conocido y reconocido, sobre todo, por sus obras de teatro, yo quisiera recomendar su narrativa (si es que así puede llamarse a la novela que no narra nada, en la que nada pasa). Y, como estoy que lo tiro, os recomiendo tres novelas al precio de una: su trilogía Molloy, Malone muere y El Innombrable es una excelente obra para quienes disfruten del absurdo, de la angustia gratuita y el desasosiego desmedido. Una absoluta delicia desconcertante y existencialista.
La editorial berlinesa Merve, especializada en filosofía continental, nos ofrece un nuevo volumen de ensayos editado por el crítico literario Armen Avanessian, que ya es un clásico de la casa. En ellos se desbroza el concepto de temporalidad que subyace a un arte contemporáneo que, nos dicen, ha desgastado finalmente su fuerza fundacional (que consistía precisamente en asentar una temporalidad irreduciblemente nueva). Entienden que esta nueva temporalidad post-contemporánea, marcada por el nuevo escenario neoliberal, solo puede ser especulativa, donde el presente ya no es la categoría central, sino el futuro. Una obra que promete profundizar en la línea del realismo especulativo (corriente tan en boga en la filosofía más reciente) y volver a explicarnos el estado del arte con una conceptualidad a la altura de su complejidad, siguiendo el espíritu de Adorno.
El itinerario de este verano es inconcreto, responde a una inquietud y una intuición. El topos del exceso de visión aparece en distintas formas y con distintas resoluciones en la literatura clásica y bíblica. El vidente y ciego Tiresias, Ayax y Hércules ciegos enfurecidos, los ojos extirpados de Edipo, el exceso pecaminoso de David mirando a Betsavé y su correspondiente clásico en Acteón y Artemis, junto con otras visiones mórbidas como la de los viejos que miran a Susana, o la de Penteo que se condena mirando a las Bacantes. Una estructura mítica profunda en la que confluyen la sexualidad, el misterio, la profecía, el castigo y la hybris vidente. Durante el verano procuraré buscar variantes de este tópico en la literatura clásica, así como referencias para su interpretación, siguiendo los modelos de J. Campbell, C.G. Jung, y G. Dumézil. Ya veremos qué resulta.
por Noè Pasies Baca | Jul 15, 2016 | Artículos, Música, Recomendaciones |
Este verano en Cultural Resuena os invitamos a la primera edición de un evento imaginario que tendrá lugar en ninguna parte: un festival que no se rige por las leyes del tiempo ni del espacio y que reunirá a grandes glorias y a injustos olvidados del pop y el rock en sendos escenarios (el mastodóntico Escenario Anís del Tigre y el más modesto Escenario Aceitunas Liaño). Cada semana desvelamos dos grupos de este cartel imposible y os invitamos a escuchar la lista con las canciones de su improbable concierto.
SEGUNDA SEMANA:
ESCENARIO ANÍS DEL TIGRE
R.E.M. en 1992
Estamos ante una de las bandas más influyentes del panorama alternativo en los ochenta y los noventa. En 1992, R.E.M. acababan de alcanzar la cima de su popularidad con sus dos discos más famosos, Out of Time (1991) y Automatic for the People (de ese mismo año). Es en esos dos álbumes donde podemos encontrar los temas más memorables de su discografía, como Losing My Religion , Man on the Moon o Everybody Hurts. Sorprendentemente, en esa época no fueron de gira, así que el Festival Imposible sería una oportunidad única para disfrutar de grandísimas canciones acabadas de salir del horno y con la castigada voz de Michael Stipe todavía capaz de sacar un buen directo.
ESCENARIO ACEITUNAS LIAÑO
Y la Bamba en 2016
¿Qué pasa cuando mezclas el indie folk rock de Portland con el folk tradicional mexicano? La respuesta es Y la Bamba, el proyecto musical de Luz Elena Mendoza. Con su hipnótica voz, a medio camino entre la vocalista de Jefferson Airplane y un gato despellejado, la cantante de Oregón intercala canciones en inglés y en español raro. Curiosamente, las más locas y creativas son aquellas que Mendoza canta en la lengua de Cervantes. A la espera de que salga un nuevo álbum en septiembre, su concierto nos ofrecería retazos de los tres extraños discos de estudio que el grupo ha publicado hasta la fecha y de su último EP. A destacar piezas como Isla de Hierva Buena (sí, con uve), de la que tienen dos versiones, o la marciana y psicodélica Bendito.
por Irene Cueto | Jul 14, 2016 | Artes visuales, Artículos, Música |
Vamos a bajar un poco las temperaturas veraniegas hablando de un vídeo que Greenpeace publicó el 19 de junio de 2016 por su campaña ‘Save the Arctic‘ (Salvemos el Ártico).
Se trata de un vídeo tremendamente original, no solo por la manera de concienciarnos sobre el deshielo en el Ártico y la necesidad de proteger este gran espacio, sino también porque para hacerlo crearon una performance con la naturaleza en su más absoluta belleza en decadencia como maravilloso fondo visual y sonoro. El compositor y pianista italiano Ludovico Einaudi fue el encargado de interpretar en un piano Steinway sobre una plataforma flotante -la cual simula un iceberg porque cuando llegaron a esa zona comprobaron que no había hielo y tuvieron que modificar la idea original que consistía en tocar sobre un bloque de hielo- la obra que compuso para tal ocasión, esto es, Elegy for the Arctic (Elegía por el Ártico), frente al glaciar Wahlenbergbreen (en Svalbard, Noruega).
El efecto conseguido es extraordinario, sobre todo si tenemos en cuenta las condiciones en las que se realizó la grabación, lo que incluye la dificultad de interpretar una obra con semejante frío y el probable acondicionamiento también del piano para soportar tales temperaturas. Aun así, el sonido es bastante bueno, gracias al piano que dota a la interpretación de un timbre extraordinario pero en gran parte es debido a la acústica proporcionada por el glaciar.
La obra en sí no entraña una gran dificultad en su ejecución pero consigue el objetivo perseguido: dotar a este vídeo de una banda sonora emotiva incrementada por el tempo de la obra y el ostinato que además le otorga un efecto reflexivo que se ve incrementado por los primeros planos de grandes bloques de hielo, sobre todo cuando en el desarrollo de la composición se ve y se escucha cómo un trozo de glaciar cae al agua y es tal el estruendo que produce que el pianista tiene que parar de tocar porque no se escucha la música, aunque continúa después de esto, dotándolo de esta manera de un efecto sobrecogedor.
Al finalizar, Einaudi realiza algo que es necesario cuando se termina de interpretar una obra: el gesto de deslizar los dedos sobre el teclado lentamente hasta las piernas en un acto de recogimiento donde el silencio se hace imprescindible. Ese tipo de momentos después de tocar son de absoluta quietud, los cuales sirven para asimilar y recapacitar sobre lo que se acaba de escuchar, momento que aquí es aprovechado para aumentar el volumen del sonido del agua que choca contra la plataforma y para que aparezca el mensaje de Greenpeace para salvar el Ártico.
Se trata de una manera más de utilizar la música, en este caso la música clásica, en un lugar único y espectacular en pos de una causa que conciencie tanto a la población como a organismos internacionales -baste recordar el concierto realizado hace tan solo unas semanas por la orquesta sinfónica del Teatro Mariinsky de San Petersburgo en el teatro romano de Palmira (Siria)- donde el paisaje sonoro aparece representado en todo su esplendor pero a su vez, como en esta singular interpretación, en toda su decadencia, lo que causa un efecto sobrecogedor en el espectador que escucha cómo la naturaleza se está descomponiendo en ese preciso instante.
La pregunta que cabe plantearnos es ¿cuál será la siguiente performance en plena naturaleza?
por Cultural Resuena | Jun 30, 2016 | Artículos, Teatro |
El Teatro Guindalera nació como centro de creación teatral con la voluntad de ser un servicio público, un servicio público para la ciudad de Madrid, con un espacio físico para la creación y difusión de sus producciones. Durante estos trece años y en ese espacio concreto hemos intentado crear un estilo propio, con unas características específicas, que son el sello de nuestras producciones.
Como “verso suelto” que somos en la profesión, hemos buscado la independencia, la dignidad artística, técnica y laboral, así como el equilibrio entre lo que nos interesa a nosotros y a nuestra sociedad, entre la elección de textos sólidos y el deseo de renovación, además del entretenimiento y la búsqueda de temas que hablen de la condición humana y planteen nuevos interrogantes sobre el ser humano en el universo. Nos interesa fundamentalmente el actor como centro de la experiencia teatral y sus procesos creativos, al tiempo que nos alejamos del “efecto teatral”, en la búsqueda de la esencia del arte escénico. Buscamos la magia del juego sin estridencias circenses ni trucos escondidos bajo la manga. En nuestros montajes damos prioridad a la cercanía con el espectador, que siente la proximidad de las emociones desnudas de nuestros actores.
La sala, situada en el número 20 de la calle Martínez Izquierdo, fundamentalmente ha sido ese espacio físico que ha propiciado que el proyecto se desarrollara adecuadamente; un lugar donde poder elaborar y mostrar nuestra propia producción teatral, enriquecida con la aportación de otros espectáculos cercanos a nuestra forma de concebir el arte escénico. De esta forma, el Teatro Guindalera se ha convertido con los años en un espacio de culto con un público fiel, en un referente por la calidad artística y por su modelo de gestión independiente (se paga un precio muy alto por la independencia), en algo que, como servicio público muy localizable, sin los presupuestos de los teatros “oficiales”, enriquece a la sociedad a la que pertenecemos. Es también un lugar que,por sus características,propicia intimidad y cercanía –que se amplía con el licor de guindas que comparten espectadores y actores en al hall al final del espectáculo, como excusa para intercambiar comentarios sobre la obra,o en pequeños debates programados–.
Sin embargo, después de remontar muchas situaciones críticas -que nos llevaban durante varios años a un posible cierre-, nos vemos finalmente en la obligación, definitivamente, de cerrar la sala como centro de exhibición,por la única razón de una total imposibilidad económica para su mantenimiento.
El Teatro Guindalera se convierte así en un lugar donde únicamente se ensayarán nuestros espectáculos -que deberán exhibirse en otros teatros-, o se llevarán a cabo
otros proyectos de investigación teatral. No podemos seguir manteniéndonos como sala de teatro con una programación estable. Es verdad que una posible solución para evitar el cierre sería la derenunciar al centro de creación para convertirnos en sala multiprogramación, programando incluso varios espectáculos diarios o exigiendo un porcentaje superior a las compañías. Pero, por razones que nos alejan de nuestros objetivos anteriormente expuestos o, simplemente, por dignidad profesional, nos negamos a ello. No buscamos la supervivencia a través de un servicio comercial.
Por tanto, después de muchos años buscando soluciones cada vez mas ingeniosas, llega el momento en el que en la balanza pesa más la desesperación del presente (el 21% del IVA es solo un matiz más) que la esperanza de un futuro mejor -en el que siempre habíamos creído-, especialmente porque llegamos a la conclusión de que nuestras administraciones no sólo son incapaces, sino queno tienen interés en proyectos como el nuestro.
Hay que añadir que las instituciones apenas ayudan a las salas de creación, pero se vuelcan con festivales que todo el mundo difunde y de los que se sienten muyorgullosos (FRINGE, TALENT, SURGE…), que no miran por la calidad de la programación ni por la profesionalidad o legalidad de las personas que participan. ¡Nadie premia ni destaca que los artistas estén contratados! La cuestión es ganar dinero o servir de imagen, y no crear un proyecto de calidad y un equipo de trabajo estable… Por otro lado, el teatro profesional tiene que ser cosa de profesionales con la estabilidad necesaria para su desarrollo profesional, y si no están al servicio de las necesidades del mercado, mejor.
Debemos agradecer a todos los ángeles que han desfilado por Guindalera, que han sido multitud, espectadores, colaboradores, artistas y, porqué no, a algún demonio que quiso hacernos daño -aprovechándose de nuestra ingenuidad-, pero que nos abrió los ojos un poco más a la realidad. Nos vamos con la alegría y satisfacción de haber sido fieles a nuestros postulados y con la tristeza de comprobar que el país no puede permitirse proyectos como el de Guindalera o, simplemente, no le interesan.
¡Ojo! Tenemos que cerrar la sala, ¡pero Guindalera seguirá dando que hablar en sus producciones! Seguimos con nuestro montaje de Tres hermanas de Chéjov que en octubre iniciará su gira, y en noviembre El año del pensamiento mágico estará programado en el Teatro de la Abadía.