por Albert Ferrer Flamarich | Abr 15, 2015 | Críticas, Música |
Los conciertos de bandas sonoras musicales no son un rara avis. La última década se han incrementado en Europa. Lo que hoy nos fascina y llena salas como el Palau de la Música Catalana con todo tipo de público, hace años que goza de prestigio internacional. Este año repitiendo la experiencia positiva de la temporada pasada, la Sinfónica del Vallés ha programado otra sesión basada en las “músicas de película” en su concierto del pasado 11 de abril.
El espectáculo planteado con dinamismo, continuidad y cierta brevedad (una hora escasa) participaba de la moderna multimodalidad. Es decir, con la coordinación de diversos canales simultáneamente (imagen, luces, sonido, música, gesto, palabra, etc). A la orquesta y a su director titular, se sumó Jordi Cos en la mesa de proyección y los actores y dobladores Mercè Montalà y Salvador Vidal. Ambas unas voces que forman parte de la identidad hollywoodiense en el imaginario colectivo español y catalán.
Dos maestros del doblaje
Vidal y Montalà demostraron entrega, la altísima profesionalidad y la excelente dramatización que les caracteriza: cambios de registro, de ritmo, variedad de énfasis y de emisión de voz. Su participación vehiculaba una propuesta equitativa en la relación entre música, diálogos y parlamentos. Éstos últimos, diálogos y parlamentos, asumían una función triple según si eran conductores (Pulp Fiction, Star Wars), una transición o formaban parte de la estructura del recordatorio musical (Chicago e Instinto Básico) recreando con emoción pequeñas escenas de los films en un juego que compensaba bien los esquemas de tensión y calma.
La orquesta dirigida por Rubén Gimeno participó con unos resultados musicales muy convincentes, tanto en las individualidades (el oboe de Òscar Diago en La misión, el violín concertino en la Lista de Schindler) como en el conjunto enfocando bien el idiomatismo y la variedad en la suite de Chicago, en Pulp Fiction, en la selección de Star Wars y en el bis de En busca del arca perdida. Un bis que, por cierto, cerraba un programa vinculado a una entidad sin ánimo de lucro como la AEA (Asociación Española de Anirida).
El próximo año más, por favor, con Bernard Hermann, James Horner, Hans Zimmer y alguna incursión en el cine de animación. Y que, además, se ofrezca en emplazamientos que puedan acoger la afluencia que generan programas como éstos.
Programa
Obras de Dale, Morricone,
Williams, Berry, Beethoven, Kander, Myers y Goldsmith.
Salvador Vidal y Mercè Montalà,
actores y dobladores. OSV. Rubén Gimeno, director.
Por Albert Ferrer Flamarich
por Antonio H. Munoz | Abr 11, 2015 | Música, Recomendaciones |
Instrucciones para cocinar un crudo pimento:
Ingredientes:
- Cumbia.
- Fandango.
- Blues.
- Ritmos caribeños.
- Un cubo de black metal.
- Instrumentos de creación propia.
Abrir la batidora y mezclar todo a velocidad media, luego rápida y luego media otra vez.
Como resultado obtenemos un grupo murciano (como dijo un amigo: murcianos tenían que ser) pero también algo marciano. Como responsables Raúl Frutos e Inma Gomez. Mucho bien hacer y creatividad que no dejará indiferente a nadie. Crear vertiginosos riffts con un instrumento hecho con un palo de escoba, tocar con arpa un bajo rayado por detrás con las palabras «Mal, mal, mal», tocar una guitarra eléctrica con 4 cuerdas a la vez que un tambor y un bombo… Son acciones a las que están acostumbrados estos chicos.
Fania Helvete es el nuevo disco que está en la calle bandcamp desde el mes pasado (también en vinilo para los más retromaniacs). Un grupo al que merece la pena acercarse. Con una presencia tremenda en el escenario que hace que parezcan una banda entera aun siendo solo dos personas. Recordándonos incluso por su apariencia como una versión bizarra de los White Stripes.
Este mes los podréis ver en directo en las siguientes fechas y lugares:
18 Abril
Sala López
Zaragoza
23 Abril
Polaroid Club
Granada
25 Abril
FNAC nueva Condomina
Murcia
por Antonio H. Muñoz
por Elio Ronco Bonvehí | Mar 19, 2015 | Críticas, Música |
Por ciudades con una actividad musical abundante, como es el caso de Barcelona, suelen pasar grandes nombres durante la temporada: orquestas internacionales, directores y solistas de referencia, grandes cantantes… Son estos nombres, y no los de las obras y sus autores, los que suelen ocupar carteles, programas, artículos, anuncios e incluso las crónicas periodísticas posteriores. El homenaje que el Palau de la Música ha rendido a Arvo Pärt -en forma de tres conciertos y una conferencia previa- no solo ha aportado prestigio a la temporada musical de la ciudad, también ha logrado revertir esta situación y centrar la atención por unos días en el compositor y su obra. (más…)
por Marina Hervas Munoz | Mar 3, 2015 | Críticas, Música, Recomendaciones |
¡Cuántas formaciones quedan aún por explorar! Eso demostraron ayer el Blooming duo en su actuación en la Casa Elizalde de Barcelona. Esther Pinyol (arpa) y Ferran Carceller (marimba) (re)dignifican los grupos de cámara no habituales.
Empezaron con la primera pieza escrita para este conjunto, las Tänzerische Impressionen Op. 119 de Jan Koetsier, escritas en 1990, de cuatro movimientos. Tenían un carácter naïve. Koetsier todavía estaba anclado a las sonoridades de la melodía acompañada por el piano cuando pensaba en esta pieza, donde el arpa y la mrimba se intercambian el rol de acompañante y acompañado. Es decir, aún no había un verdadero impulso por buscar las peculiaridades sonoras de cada instrumento. En cuanto a la interpretación, nos dejaron unos planos pianos deliciosos, pero echamos un poco en falta un mayor contraste con las sonoridades forte.
La siguiente pieza, como el resto de las que completan el programa, es un encargo del Blooming Duo. Se trata de Video Games Music for Harp and Marimba (2014), de Marc Timon. Esta pieza recrea la música de Super Mario , Sonic, Donkey Kong y otros clásicos de los videojuegos. Al estar compuesta para estos insturmentos, al estar hecha ad hoc, pudimos ver una primera exploración de la riqueza sonora de su unión, que seguiría en crescendo a lo largo del concierto. De la obra, destacaríamos el primer y el cuarto movimiento, a saber «Super Mario Bros vs Sonic Reloaded» y «Angry Birds hate Candy Crush Saga». La combinación y diálogo entre melodías y personajes en las dos voces nos pareció realmente estimulante y la interpretación fue estupenda. No nos convenció tanto el segundo movimiento «Donkey Kong plays Tetris in the Caribbean». Pierde la tensión que deja abierta la primera pieza y se desinfla muy rápido. El bellísimo (por melodía y por interpretación, con todo el peso sobre Pinyol) «When Lemmings didn’t want to die…» (un homenaje que ya tardaba en llegar al momento trágico de los pobres Lemmings descendiendo sin remedio al abismo) no se merecía un final tan abrupto como el que le da Timón, por más que podamos interpretarlo como el símbolo de la caída de los Lemmings.
La Fantasía sobre temes populars catalans (2014), de Albert Guinovart, nos dejó un tanto fríos. Su construcción es repetitiva. Se basa siempre en los mismos elementos melódicos y de tempo, combinando rubatos y a tempos que resultaban al final un tanto forzados. No tanto por la interpretación de Blooming Duo, que antuvo el nivel de todo el concierto, sino por la propia petición de la partitura. Poco convincente. Algo similar nos pasó con El Peixet de Bloomington (2012), de Feliu Gasull, aunque mucho menos acusado. Gasull comienza con una fantasía melódica apabullante, muy interesante, pero se alarga demasiado. La comienza a desintegrar desde muy pronto y se alarga de manera un tanto artificial. No obstante, tuvo momentos brillantes y a nivel técnico fue excelente, tanto por la partitura como por la interpretación, especialmente en los pequeños fragmentos de semiostinatos de la marimba. Igualmente, encontramos un acierto la combinación arpa con percusión de agua. Atmosféricamente funciona muy bien. En un segundo se cambia d escena, el arpa se reinstala en otro lugar. Es una ganancia, desde luego.
La tercera pieza, Milonga en Scherzo (2014), de Andreés Serafini, así como la quinta, A través de la piedra (2013) de Joan Sanmartí, fueron las dos más interesantes y más respetuosas con las posibilidades de ambos instrumentos por separado y juntos. En la primera, a través del desarrollo y diálogo entre pequeños temas, se alcanzaba un edificio sólido y riquísimo. La pieza de Sanmartí, por su parte, jugaba con la creación de atmósferas sonoras. Lo mejor: las escalas descendentes en hiper pianísimo. ese fragmento demustra la delicadeza y el gusto que gastan Blooming Duo.
No se pierdan Blooming Duo: tienen mucho que mostrarnos.
Marina Hervás Muñoz
por Marina Hervas Munoz | Feb 9, 2015 | Críticas, Música |
DIRECCIÓN MUSICAL: Renato Palumbo
DIRECCIÓN DE ESCENA: Kevin Newbury
ESCENOGRAFÍA : David Korins
VESTUARIO : Jessica Jahn
ILUMINACIÓN: D. M. Wood
NUEVA COPRODUCCIÓN
Gran Teatre del Liceu, San Francisco Opera, Chicago Lyric Opera y
Canadian Opera Company
Orquesta Sinfónica y Coro del Gran Teatre del Liceu
Pollione
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Gregory Kunde
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8, 11, 14 y 17 Feb
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Andrea Carè
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9, 12 y 15 Feb
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Oroveso
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Raymond Aceto
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8, 11, 14 y 17 Feb
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Simón Orfila
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9, 12 y 15 Feb
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Norma
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Sondra
Radvanovsky
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8, 11, 14 y 17 Feb
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Tamara Wilson
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9, 12 y 15 Feb
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Adalgisa
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Ekaterina
Gubanova
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8, 11, 14 y 17 Feb
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Annalisa
Stroppa
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9, 12 y 15 Feb
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Clotilde
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Ana Puche
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Flavio
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Francisco Vas
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Copyright: Opera San Francisco / Cory Weaver |
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El estreno de
Norma (8 de febrero) era uno de los eventos más esperados de la temporada. No sólo porque es una ópera muy querida (más allá de la archiconocida «Casta diva»), sino porque contábamos con voces espectaculares y una puesta en escena por parte del Kevin Newbury,
escenógrafo que no suele dejar indiferente, algo que no había hecho más que generar altas expectativas. No las desfraudaron, desde luego, aunque hubo algunos aspectos que no estuvieron del todo a la altura. Los iremos detallando.
Nos sobreviene un escenario robusto, de madera oscura, con dos toros (?) mirándonos imponentes. Una portón que comunica el afuera y el interior, que a veces es la ciudad y a veces la propia existencia de Norma, su intimidad y conflicto interior y su responsabilidad civil. El primer acto empezó estático y con bastantes carencias de tensión por parte de los miembros del coro y los protagonistas. Era frío y poco pasional, algo fuera de lo deseable cuando se ponen sobre la mesa temas de guerra y enfrentamientos territoriales. Quizá por eso la actuación de Raymond Aceto estuvo un tanto agarrotada: no tenía hueco para sentirse cómodo entre el estatismo del coro que, a veces, parecía que posasen para un cuadro. Es una verdadera pena que a nivel interpretativo el coro fuese tan pobre, ya que a nivel vocal mantuvo durante toda la representación un nivel altísimo, con momentos bellísimos. Poco a poco, la tensión fue
in crescendo, con una calidad extaordinaria de Sondra Radvanovsky y Ekaterina Gubanova, ambas excelentes en todos los sentidos: sensibles, emocionales, duras y muy convincentes. Su proyección vocal y musicalidad fueron, quizá, los aspectos de su interpretación más notables, tanto solas como a dúo. Consiguieron alcanzar texturas similares en sus voces para empastar -casi como en un abrazo- en momentos como el «
Ah! si! fa core i abbracciami!«. Vimos a un frío
Gregory Kunde, que no fue sino hasta el segundo acto donde volvió a tener sangre en las venas. Vocalmente, aunque sus primeros compases no tuvieron la redondez de proyección a la que nos suele tener acostumbrados, enseguida volvió a su color. Verle era un tanto contradicctorio: cantaba de una manera pero se movía por el escenario de forma opuesta. Le vimos poco guerrero y poco amante hasta la escena final del segundo acto, donde supo derrumbarse junto a Norma de una forma muy brillante. Pero un poco tarde.
El segundo acto mantuvo el sabor del final del primero. Parece que en los veinte minutos del descanso hubo una reflexión sobre los errores del primero y se fue muy consciente de la necesidad de poner en movimiento el espectáculo. Volvió la fuerza y vimos, por fin, una Norma acompañada por personajes a la altura de su tragedia. Norma, que es una mujer llena de contradicciones y con la carga de lo peor de los dos mundos al que pertenece (al divino, por tener que tomar decisiones que afectan a un pueblo entero; al humano, por sufrir sus desvelos e imperfecciones), necesita un marco en el que desatar el conflicto del triángulo amoroso y las consecuencias políticas del amor prohibido.
Echamos un poco de menos más preciosismo en la escenografía, que explotaba mucho sus claroscuros y sus momentos tétricos, pero que sólo creo contrastes tonales al inicio de la ópera con los árboles blancos, de una elegancia exquisita. Sin embargo, pese al juego visual que mostraba árboles sanos y altos al principio y esos mismos árboles talados al final del mismo como metáfora del desgarramiento de Norma al saberse traicionada, nos faltó explotar esos momentos de contrastes y de relato visual. Por ejemplo ¿por qué la hoguera de Norma es en un toro de madera? Pese a que estéticamente funciona, no parece tan clara su función semántica.
Y ahora viene lo que definitivamente es inaceptable: los problemas de afinación de la sección de vientos en la orquesta. No sé si fue la calefacción u otro tipo de problemas pero, desde luego, no estuvo a la altura de una orquesta profesional. Cabe destacar, no obstante, la calidad de los solos de clarinete y flauta, con una excelente compenetración con los cantantes y la lógica discursiva. En este sentido, también debemos destacar a la sección de cuerda y, especialmente, a los bajos y chelos.
Pese a estos elementos negativos, el balance es más que positivo. Lo que intentamos destacar es que podría haber sido una ópera muy redonda sin esos descuidos que parece que obedecen a una discrepancia de comprensión de la obra entre los intérpretes. Muy merecida fue la gran ovación que le otorgó el Teatre del Liceu a Radvanosky, que tuvo al público hasta el final con el corazón en un puño y mantuvo todo el tiempo la concentración para una interpretación impecable. Muy recomendable.